Las estrella nacen también del gas frío

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París (AFP). Las jóvenes galaxias pudieron alimentarse del gas frío que las rodeó después del Big Bang para dar a luz nuevas estrellas, según demostró un equipo de astrónomos europeos, dando un nuevo rumbo a las teorías sobre la expansión del universo.

Las primeras galaxias se formaron antes de que el universo alcanzase sus primeros mil millones de años y entonces eran mucho más pequeñas que los gigantescos sistemas que se pueden observar en la actualidad, incluida la Vía Láctea.

Durante los primeros miles de millones de años que siguieron al Big Bang, la masa de la mayor parte de las galaxias aumentó de manera considerable y entender cómo sucedió esto es una de las mayores preocupaciones de los astrofísicos.

La principal explicación hasta ahora era que las galaxias entran a menudo en colisión y se fusionan, dando paso a sistemas mayores.

Pero una teoría recientemente formulada supone que las galaxias más jóvenes pudieron aspirar las corrientes frías de hidrógeno y helio que llenaban el universo y formar nuevas estrellas a partir de esta materia, explicó el Observatorio Europeo Austral (ESO) en un comunicado.

Un equipo de astrónomos europeos, dirigido por el italiano Giovanni Cresci, utilizó el Very Large Telescope (VLT, literalmente Muy Grande Telescopio) que el ESO tiene en Paranal, Chile, para tratar de validar esta teoría.

Este telescopio ha logrado dar "las pruebas directas de que la absorción de gas original efectivamente se produjo y fue suficiente para alimentar una vigorosa formación estelar y el crecimiento de las galaxias", según Cresci, cuyo trabajo se publicó este miércoles en la revista británica Nature.

Los astrónomos comenzaron por seleccionar tres galaxias muy lejanas, parecidas a la Vía Láctea, observables alrededor de 2.000 millones de años después del Big Bang, asegurándose que no habían tenido contacto con otras galaxias.

Posteriormente, observaron el centro de estas tres galaxias con el VTL y se percataron de que su corazón contenía elementos atómicos menos pesados que los de otras, pese a formar estrellas de manera "vigorosa".

A la inversa, el centro de las galaxias más cercanas a la nuestra son abundantes en "elementos pesados", es decir, otros que el hidrógeno y el helio.

Ambos gases constituyeron la casi totalidad del universo tras el Big Bang y fue a partir de esta "materia prima" que las primeras estrellas formaron por fusión nuclear los elementos pesados como el oxígeno, el nitrógeno, el carbono, etc.

Este descubrimiento sugiere que la materia que alimenta la generación de estrellas en las jóvenes galaxias procedía del "gas original" que les rodeaba, que contenía pocos elementos pesados.

Según el ESO, este descubrimiento es "la mejor prueba hasta hoy de que las jóvenes galaxias absorben gas primitivo" y lo utilizan como carburante para dar nacimiento a nuevas estrellas.