¿Lago o mar?

Las riquezas en hidrocarburos del Caspio han obligado a los países que comparten sus saladas aguas a plantearse esta pregunta. El dilema se resolverá en el 2011.

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El Caspio, que no tiene salida al mar, pero contiene agua salada, ¿es un lago o un mar? La pregunta no es baladí, ya que de su respuesta depende el control de una de las mayores reservas de hidrocarburos del planeta.

“El reparto del Caspio debe ser justo”, afirmó Mahmud Ahmadineyad, presidente de Irán, uno de los cinco países bañados por sus aguas, junto a Rusia, Kazajistán, Azerbaiyán y Turkmenistán.

Ahmadineyad hizo estas declaraciones durante la tercera cumbre de países del Caspio que se celebró en Bakú, capital azerbaiyana, y en la que los líderes participantes prometieron que el próximo año responderán de una vez por todas a esa cuestión.

Lo que ocurre es que lo que el líder iraní entiende por justo –la división en cinco partes iguales de ese de mar interior o mayor lago del planeta– no coincide con lo que piensa el resto de países ribereños.

Si fuera un lago, los países estarían obligados a repartirse equitativamente los recursos y los beneficios de la explotación del Caspio, mientras que si es un mar, tendrían que delimitar proporcionalmente la superficie que le corresponde a cada país a partir del litoral.

En este segundo caso, a Irán le correspondería solo el 13 por ciento del Caspio, sector que es el menos rico en hidrocarburos, según los expertos.