La trampa del tipo de cambio

La actuacióndel Banco Central responde a unalógica perversa

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

El pasado 31 de enero, el Banco Central de Costa Rica (BCCR) anunció que impondría límites al aumento de los préstamos que pueden ofrecer los bancos nacionales. Seguramente, muchas otras personas se sintieron tan extrañadas como yo al enterarse de semejante medida, cuando tantos costarricense sufren por la dificultad y el costo de conseguir crédito.

En realidad, la actuación del BCCR responde a cierta lógica, pero es una lógica perversa, producto de un sistema cambiario que desde hace muchos años beneficia a quienes tienen ingresos en dólares (o sea, a los ricos) a costa de los ciudadanos “de a pie”.

El asunto de fondo no es tan complicado, pero las autoridades suelen evitar explicarlo claramente. Durante los últimos ocho años del régimen de minidevaluaciones (de 1998 al 2006), el BCCR devaluó el colón a un ritmo mayor del que el mercado requería. Esto benefició a quienes tenían activos en dólares y pasivos en colones (principalmente los bancos privados y los empresarios exportadores y turísticos); sin embargo, obligó al BCCR a acumular dólares, por los que paga mediante la emisión de colones.

La única forma de evitar que esa emisión de colones dispare descontroladamente la inflación es “recapturarlos”, emitiendo bonos a un interés que resulte atractivo para los compradores. O sea, el BCCR tiene que endeudarse en colones para posponer el impacto inflacionario de su emisión.

Cuando se introdujo el sistema de bandas en el 2006, el tipo de cambio inmediatamente se pegó al piso, porque su verdadero nivel de mercado estaba por debajo de ese límite. Esto obligó al BCCR a continuar la compra de dólares y el endeudamiento en colones. De esto solo nos dio un “respiro” la crisis internacional, que causó una fuga temporal de dólares y, por lo tanto, una depreciación del colón. Pero desde finales del 2010 el tipo de cambio ha seguido pegado al piso de la banda.

La insistencia del BCCR en mantener el dólar artificialmente sobrevalorado explica en gran parte el alto costo del crédito que ha afectado a los costarricenses en el último par de años. Esto, por dos motivos: primero, porque para poder mantener sus metas de inflación, el BCCR tiene que recoger los colones con que paga por los dólares y, en consecuencia, tiene que ofrecer retornos altos sobre sus bonos, lo que empuja hacia arriba las tasas de interés para todos los demás prestatarios. Segundo, porque los grandes inversionistas entienden que el endeudamiento del BCCR (que por más de treinta años ha reportado pérdidas contables) es insostenible y se va a pagar eventualmente con un regreso a las altas tasas de inflación de décadas anteriores.

Lo peor de todo es el que sistema cambiario que el BCCR insiste en defender, lo ha metido en un “zapato chino”: las altas tasas de interés en colones atraen capitales “golondrina”, aumentando la oferta de dólares y empujando el tipo de cambio de mercado aún más hacia abajo. Por lo tanto, el BCCR tiene que comprar más dólares y endeudarse más en colones, lo cual exacerba la presión sobre las tasas de interés. Y ahora, su solución al alto costo del crédito es... ¡restringirlo!

Todo esto tendría una solución muy sencilla: si se le permitiera al colón apreciarse respecto al dólar, el BCCR ya no tendría que acumular más dólares y, por lo tanto, no tendría que colocar tantos bonos ni a una tasa tan elevada. Además, al poder conseguir menos colones por cada dólar, los inversionistas perderían el incentivo para traer más capitales golondrina. De paso, el costo de las importaciones caería en colones, aumentando el poder adquisitivo de las personas y aliviando las presiones inflacionarias.

¿Por qué el BCCR no libera el tipo de cambio? Simplemente porque no les conviene a los principales intereses creados, que se han acostumbrado a ser subvencionados por los costarricense más pobres: al sector financiero privado y a los empresarios exportadores y turísticos. El mismo número de La Nación que reportó el anuncio de que el BCCR restringiría el aumento a los créditos incluye un campo pagado de una página entera, exigiéndoles a los directores del BCCR que “NO bajen el dólar”, firmado por un grupo que se autoproclama como el “Sector Productivo Nacional”.

La actual situación monetaria en Costa Rica representa una coyuntura no solo económica, sino también moral. Las autoridades tienen que decidir si seguirán gobernando, como en el pasado, en beneficio de los sectores más acomodados y políticamente influyentes, o si gobernarán en forma equitativa para todos los costarricenses.