La resaca política explotó en un pleito por la reubicación de sillas

Reacomodo de curules generó molestias contra nuevo presidente

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A las 11:30 a. m. de ayer, los pasillos del Congreso estaban vacíos, silenciosos y calurosos en una mañana húmeda. Había desaparecido el barullo del día anterior, una jornada de 14 horas cargada de abrazos y recriminaciones por la elección del Directorio legislativo.

Al fondo de una oficina se observaba al diputado libertario Ernesto Chavarría sentado en una silla, un poco tirado hacia atrás, como quien quiere descansar y conversar.

Poco antes del mediodía, el diputado evangélico Carlos Avendaño, uno de los ganadores del 1.° de mayo (primer prosecretario), caminó por el bulevar de la Asamblea Legislativa, en dirección al Castillo Azul.

Desde su Mercedes Benz recién estacionado sobre el bulevar, el presidente del PLN, Bernal Jiménez, llamó al de Restauración Nacional para saludarlo.

“Hizo una buena decisión”, le dijo Jiménez a Avendaño, quien unió sus votos a los del Partido Liberación Nacional (PLN) para que el minoritario Accesibilidad Sin Exclusión (PASE) llegara a dominar el Directorio después de abandonar la alianza de oposición.

Unos minutos después, entró al edificio Sion el liberacionista Víctor Hugo Víquez. Iba todavía resentido, según su propio decir, porque el nuevo presidente del Congreso, Víctor Emilio Granados, del PASE, le pidió anteayer cambiarse de curul antes de la sesión solemne con la presidenta Laura Chinchilla.

El ascenso de Accesibilidad obligó a hacer un reacomodo.

¿Dónde estaba cuando habló la presidenta? “En mi casa, tomándome un whisky”, dijo Víquez, aunque se apresuró a aclarar que lo del whisky era broma.

Las movidas del PASE. Después de la hora del almuerzo, a la 1:30 p. m., la resaca política no terminaba de salir. Los pasillos estaban casi vacíos y el diputado Chavarría seguía en la silla, al fondo de una oficina.

Cerca del plenario pasó un empleado con la bandera del PASE. El distintivo provenía de la jefatura de fracción del PLN, donde el 1.° de mayo ambos partidos ofrecieron una conferencia conjunta.

Acercándose la hora de la sesión legislativa (las 3 p. m.), Martín Monestel, diputado del PASE, entró al plenario con la nueva distribución de las curules. “Mejor antes de que lleguen y se alboroten”, comentó.

Víquez fue colocado cerca del resto de la bancada del PLN.

Minutos antes de la sesión, empezaron a llegar los del Libertario, el partido que perdió la oportunidad de presidir la Asamblea debido a la salida del PASE de la alianza.

¿Están golpeados?, se le preguntó a la excandidata de la alianza a presidir el Congreso, Marielos Alfaro. Ella dijo: “No, no es golpeados, es que no fue justo”.

Hablando de justicias, la diputada del PAC, Jeannette Ruiz, aseguró que ella y su compañero Manrique Oviedo sí votaron en tinta dorada por el Libertario, pese a que eran identificados como ottonistas opuestos a la alianza. Según relató, Freddy Morera, asesor del Libertario, estuvo detrás para cerciorarse.

Entonces, sigue siendo un misterio quién votó en blanco, reduciendo los votos de la alianza a 27.

El pleito. Llegó la hora de iniciar la sesión del plenario. Todos esperaban la entrada de Víquez para ver si aceptaba su nuevo campo.

Pero la liebre saltó por otro lado pues fue el diputado del Frente Amplio, José María Villalta, quien le reclamó primero al nuevo presidente legislativo. “¡Usted está empezando realmente mal!”, exclamó el legislador de la alianza.

Villalta sostuvo que, sin preguntarle, le colocaron sus cosas personales sobre el nuevo sillón: “¡A nadie le gusta que le saquen las cosas como un perro!”.

Villalta recalcó que no tenía ninguna objeción en ser cambiado, pero le desagradó la forma. Víquez añadió que esta era una de las pocas ocasiones en que coincidiría con Villalta y le recalcó a Granados: “Si empieza así, empieza mal”.

El nuevo presidente del Directorio, muy ecuánime, respondió que no hubo mala intención: “Los reacomodos políticos y físicos provocan este tipo de situaciones”.

En tanto, Rita Chaves, la diputada que dio la cara por el PASE al decidir salirse de la alianza, pasaba de una cámara de televisión a otra, de una grabadora a otra, de una libreta a otra. Pero andaba con falda, aunque Granados cree que ella lleva los pantalones en el PASE.