La realidad de los precios de la electricidad

La apertura del mercado eléctrico tendería a concentrar la riqueza en pocas manos

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Nuevamente volvemos a ver cómo se pretende revivir el proyecto de apertura del mercado eléctrico nacional, bajo el argumento de bajar los precios. Es fácil encontrar información de grupos industriales en los cuales afirman que la electricidad en los Estados Unidos y en Europa es más barata que en Costa Rica, por lo que con una apertura del mercado, los precios bajarían gracias al efecto de la mano invisible que gobierna la economía. Hay que tener cuidado de no caer en el error de asumir que dichos postulados son ciertos, sin cuestionar los datos de origen.

Es interesante notar, tal como se ve en las estadísticas de la Eurostat sobre los costos de la electricidad industrial, que no es cierto que la electricidad en Europa sea más barata que en Costa Rica, tal como han afirmado. Según la Cepal, el precio de la electricidad industrial en nuestro país, ronda los $0,13/kWh, en Malta llega a costar $0,22/kWh, en Italia $0,145/kWh, en Irlanda $0,14/kWho o $0,135 kWh en España. El precio promedio en Europa está en $0,12/kWh.

En los Estados Unidos, los precios varían de estado en estado. Pero lo interesante de analizar es la estructura de la generación eléctrica. En ese país, el 45% de la electricidad se genera a base de carbón, 24% con gas natural, 20% de plantas nucleares y solo un 6% de base hidroeléctrica.

En Costa Rica el 65% proviene de fuentes hidroeléctricas, 21% térmica, 8% geotérmica y 5% eólica, o sea, cerca del 80% proviene de fuentes renovables.

Un punto importante es el llamado factor de planta, que indica el porcentaje del tiempo que esa planta funciona a su capacidad y es necesario para saber cuánta energía aporta al sistema a lo largo del año. Así que en las plantas que provienen de fuentes renovables que normalmente dependen de la disponibilidad (agua, viento o sol), ese factor es relativamente bajo. En una planta nuclear, este factor ronda el 85%, pero según se indica en el informe de Cepal, sobre inversión extranjera directa en energía eléctrica (2011), para las plantas hidroeléctricas ese factor promedia el 50% y para las eólicas el 30%.

En el informe citado, se comparan las distintas tecnologías y se indica que el costo estimado para las centrales nucleares, ronda los $99/MWh, para las de carbón $56/MWh (sin incluir costes de emisión de CO2), pero para las plantas hidroeléctricas y geotérmicas tiene un valor máximo estimado de $110/MWh, para las eólicas $140/MWh y para las solares $520/MWh. Otro aspecto que no se contabiliza, son los costos por emisiones de CO2. Se estima que las plantas de carbón emiten 0,9 Ton/MWh y las de gas natural 0,3 Ton/MWh.

Si agregáramos el costo de las emisiones al costo de la producción de la electricidad, probablemente el precio no sería el mismo pues no se está asumiendo como propia la factura por las emisiones contaminantes y se le traspasan al medio ambiente. Así que, a la larga, entre todos estamos subsidiando indirectamente la electricidad de las empresas productoras a base de carbón e hidrocarburos, las cuales tiran a la atmósfera sus contaminantes y recogen las utilidades de la energía producida.

El precio de la electricidad en EE.UU., para la industria es de $0,07/kWh, y residencial, ronda $0,12/kWh. Entonces de nuevo surge la pregunta: el precio para la electricidad en Costa Rica es cercano al precio residencial, a pesar de los subsidios que el planeta les hace a los recursos fósiles y de carbón que la nación norteamericana posee y pese a su vasta disponibilidad. Entonces, ¿a qué se debe esa importante diferencia entre la tarifa residencial e industrial? Probablemente, se debe a una política de promoción de la producción, o dicho de otro modo, subsidios a la industria.

A pesar de ser un país en vías de desarrollo, con escasos o nulos recursos petrolíferos y de carbón, de contar con una base de energías renovables del 80%, que son más costosas que las energías fósiles, nuestro país tiene unas tarifas eléctricas competitivas, más bajas que en cualquier país de Centroamérica, en el promedio de precios que Suramérica, con tarifas prácticamente igual al promedio europeo, más bajas que Italia o España y prácticamente igual que la tarifa residencial (no subsidiada) de EE. UU.

Este tipo de leyes lejos de beneficiar a la mayoría tienden a concentrar la riqueza en pocas manos y la que va a gobernar la economía no va a ser la mano invisible, sino que va a ser la mano peluda, con la que nos asustaban de chiquillos.