La razón siente y el corazón piensa

Poeta y promotor El escritor español Antidio Cabal González ha creado su vasta obra en Costa Rica

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Las fronteras no separan a la filosofía de la poesía en la obra de Antidio Cabal González: es tan poeta como filósofo, y viceversa. “Yo no pretendo evangelizar a nadie, ni a mí mismo; la poesía y la filosofía están intraunidas desde el arjé [del griego, ‘el qué’]”. Según cuenta, ello se advierte en la poesía tradicional popular y anónima; en esta, pensar e intuir fluyen según una “antropología silvestre”, sin compartimientos.

Don Antidio nació en Las Palmas de Gran Canaria (España) en 1925. Desde 1949, su segunda patria es esta angosta y biodiversa cintura americana. Hoy, con 85 años, vibran aún en sus escritos el paisaje rural empedrado y aquella brisa cálida de Piedades de Santa Ana, “pueblo de cierto halo cósmico”; las montañas del sur de San José, Puntarenas, Limón, y el siempre vivo aeropuerto La Sabana, de zacate y vacas.

Cabal pasó muchos años en el anonimato. “Escribir y no publicar: lo necesitaba. Me bastaba la exudación, que era necesidad cumplida. No presumo de ello; simplemente me ocurría”, afirma.

Dos pasiones. Su vida se centra en dos pasiones: la historia de Costa Rica y la poesía. “La poesía es un estado natal de mi espíritu, y Costa Rica, un acontecimiento sobrevenido a mi espíritu, un país donde llueve con confianza”, expresa.

“Como seres humanos, nos rigen un código genético somático, y un código genético en el espíritu, de modo que, en orden al espíritu, resulta inevitable cumplir determinadas necesidades –por ejemplo, el de la poesía–, de la misma manera que, en relación con el cuerpo, resulta inevitable dormir o comer”, sostiene el escritor.

“De este país hay que decir que se trata de un lugar que descubrí como sociedad y unidad inédita en la historia de las naciones. Costa Rica tiende más a la vida que a la muerte, lo cual implica una substantividad ética”, agrega.

Su primer trabajo en tierras costarricenses lo remitió al Conservatorio Castella de 1958 como profesor de orientación poética; allí compartió labores con su amigo Néstor, el escultor Zeledón Guzmán.

“Entonces, como esencia y substancia poéticas, Costa Rica ya es condición de mi poesía”, precisa. Esto hay que decirlo y subrayarlo. La poesía sobre nuestro país se le publicó a Cabal en octubre de 1982 con el título La Costa Rica .

Por esas fechas, el poeta también empieza a tener conciencia inicial y a fondo de la Campaña Nacional y de Juanito Mora:

“En un momento determinado, y en ciertas circunstancias, nos encontramos Carlos Luis Fallas, Fabián Dobles y yo en una cafetería en San José. Pregunté a Fabián por qué no escribía una novela o unos cuentos cuyo tema fuese la guerra contra los filibusteros; él me contrapropuso diciendo que por qué no la abordaba yo poéticamente. He ahí su punto de partida ex ovo [desde el huevo, desde el origen]”.

Así surge Cantar de gesta de Juanito Mora , cuya segunda edición se entregó al poeta en mayo último. Ya en los años 60, Cabal había publicado una versión lírica de las proclamas de Mora titulada precisamente Las proclamas .

Don Antidio –“dios del fuego” de los nativos– es un hombre alto, delgado y de buen ver. Articulista, comentarista y editor, entre otros oficios, vive montaña arriba, donde convergen todos los santos, en Heredia. ¿Cómo clasifica y califica su poesía?

“En verdad, yo no tengo ni idea, francamente. A los 18 años dejé de escribir juzgando que, si no iba a alcanzar la calidad de Homero, Safo, Lucrecio, Dante o San Juan de la Cruz, ¿qué sentido había en que yo me dedicase a querer ser poeta?”.

Cita de Cervantes, quien en su Viaje al Parnaso escribió: “Yo, que en vano me afano y me desvelo, / por pretender que tengo de poeta / la gracia que no quiso darme el cielo”.

Cabal explica: “No obstante, en materia de clasificación sí puedo decir, ‘preceptivamente’, que tengo una poesía del yo y una poesía del nosotros; y, en materia de calificación, que mi poesía del yo y la del nosotros lo deben todo a la filosofía griega, especialmente a los presocráticos”.

En España, durante siete años, don Antidio cursó una secundaria en cuyos últimos tres años se impartía filosofía; esto cambió su pensamiento. Para él, los presocráticos son poetas, y de ellos aprendió que la poesía y la filosofía son las dos caras de una misma moneda; que la razón sabe sentir y el corazón sabe pensar.

¿Cómo observa la actividad editorial costarricense? “En general, la de antes y la de ahora revelan una fuerte tendencia endogámica; en lenguaje coloquial: casera, pero en sentido prescriptivo, no peyorativo. No es malo que sea endogámica, sino que casi exclusivamente sea endogámica. La actividad editorial del país no trae el mundo a Costa Rica. Hay excepciones, como cierta ramificación de la Editorial de la Universidad de Costa Rica”.

Cabal se acuerda de cómo Carlos Rafael Duverrán fue víctima de esa “política editorial de sacristía”. Desde luego, reconoce que la producción editorial de Costa Rica cuantitativamente es elevada si se considera el número de habitantes del país.

Estancia en Venezuela. Don Antidio llegó a tierras bolivarianas en febrero de 1961. Fue editor personal de tres expresidentes de la República de Venezuela: Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Rafael Caldera. Se tituló en filosofía con una tesis que interpretó la ética incursa en El capital , de Karl Marx. Luego se desempeñó como profesor de teoría poética para maestros universitarios y de segunda enseñanza.

Cabal regresó a Costa Rica en agosto de 1976 y se vinculó a la Universidad Nacional hasta su jubilación como profesor de filosofía. Para esta entidad fundó la editorial conocida por sus siglas: EUNA.

Antidio Cabal se relacionó con escritores como Carlos Luis Sáenz, Fabián Dobles y Virginia Grutter, y con políticos como Rodrigo Carazo y Luis Alberto Monge. Editó la revista Combate , que publicó artículos de Rómulo Betancourt, Víctor Raúl Haya de la Torre, Salvador Allende, José Figueres, Daniel Oduber, Luis Muñoz Marín, Juan Bosch, Rodrigo Borja y Norman Thomas, entre otros.

Cabal se desempeñó como gestor literario. En los años 50 publicó a poetas como Eduardo Jenkins, Ana Antillón, Raúl Morales, Mario Picado, Carlos Luis Altamirano y Guillermo Ramos Morales, que aparecieron bajo el sello de la Colección Oro y Barro.

El mismo Isaac Felipe Azofeifa vio su primera obra publicada bajo aquel sello pues su poesía había sido solo leída en revistas. Además, Cabal prologó las primeras obras que dio a conocer el sacerdote y poeta Ernesto Cardenal.

Fundación y futuro. Antidio Cabal también es fundador del Teatro de las Artes CIDEA y cofundador de la Editorial Costa Rica junto con Fernando Volio Jiménez, Fabián Dobles y Eduardo Jenkins. El poeta ha creado la Fundación Cultural Antidio Cabal para proyectar a Costa Rica al mundo del arte y para proyectar el mundo en Costa Rica.

Muy a gusto en su San Pedro de Santa Bárbara, don Antidio reconoce: “Antes de entrar en política, soy un hombre culto que lee poesía y que ama el paisaje rural de árboles frutales”.

Su tierra materna lo espera para entregarle una edición de sus escritos. Antes de la despedirse sostiene que está feliz de que en España también se rinda homenaje a una gran amiga de juventud, Eunice Odio, de cuyo poema Tránsito de fuego asegura que no es menor que el Canto general de Pablo Neruda.