La pirotecnia discreta de Roxana

Largo aliento. Roxana Zúñiga confiesa una pasión, a veces hiriente, por el periodismo. Su gran proyecto, Noticias Repretel, cumple 15 años.

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En 1979, Roxana Zúñiga era apenas una muchacha. Un día de aquel año salió a recorrer por primera vez la calle como periodista. A media jornada terminó paralizada en un poyo del antiguo parque japonés, en San José. Quienes se hubieran fijado en ella habrían visto a una chica agachada, con la cabeza hundida en ambas manos.

“No, Dios mío, yo no puedo, no puedo. ¿Qué estoy haciendo aquí?”, se decía. Durante la mañana había contactado a dos fuentes y no había podido sacar ninguna noticia. Eran las primeras notas que iba a presentar en Radio Periódicos Reloj . Que a una periodista experimentada se le “caigan” dos temas es un contratiempo de rutina; para una periodista en su primer día es una tragedia.

El asunto terminó previsiblemente. Zúñiga se recompuso, buscó una tercera fuente y llevó su primera noticia a la radio “como si hubiera encontrado el tesoro de la isla escondida”. La primera lección de periodismo que Zúñiga aprendió por su cuenta fue la persistencia.

El noticiario televisivo que ella fundó, y que hoy dirige, cumple 15 años al aire. La anécdota de una perseverancia asimilada tan tempranamente parece adecuada en este punto.

Zúñiga es la más anónima de las figuras públicas costarricenses. Rara vez aparece en cámaras, y dice que el periodismo es un fuego que la quema por dentro. Ella ha escogido ser una caldera que arde, invisible, en el cuarto de máquinas de Noticias Repretel .

Desde el papel

Roxana Zúñiga Quesada pasó brevemente por la radio, hizo una larga carrera en la prensa escrita y se reinventó en su madurez profesional en las noticias televisivas. No obstante, su amanecer vocacional ocurrió en la prensa rosa.

La periodista cuenta que cuando tenía unos 17 años armaba periódicos hechizos en los que reportaba sobre los amoríos en su barrio.

“Ahí ponía quién empezó a jalar con quién, y quién le dio el primer beso a quién. Eran cosas de juventud”.

Estudió periodismo en la Universidad de Costa Rica y compartió las aulas con colegas como Álvaro Calderón, Rodolfo Martín y Luis Rojas Coles. Hace un repaso al vuelo, y solo puede pensar en ella misma como la única comunicadora de su generación que se mantiene activa en los medios.

“Somos pocos los estoicos que seguimos en esto después de 30 años”.

Su trabajo empezó en Radio Periódicos Reloj , tuvo un brevísimo paso por las relaciones públicas, y se vinculó con La Nación a principios de los ochenta. Hoy vive en Llorente de Tibás, sitio donde también se ubica el diario, porque pensó que siempre trabajaría ahí.

Se nota que Zúñiga no quiere idealizar sus inicios en la prensa escrita, pero disimula mal la emoción que le provocan los recuerdos.

“Cuando entré en La Nación sobraban maestros, era la época de oro de la redacción. Yo oía, embelesada, a esas grandes figuras como Edgar Espinoza, Pilar Cisneros, Marcela Angulo, Guillermo Fernández, Hoover Solano, Omar Gálvez, Bosco Valverde'”

A principios de los 90, Zúñiga ocupó su primer puesto de dirección en la revista Rumbo . El mito de la publicación sobrevive en el gremio como uno de los puntos más altos del periodismo escrito en el país. Esta fue una época en la que los nombres de mujeres empezaron a escucharse en los puestos de dirección de distintos medios nacionales. Zúñiga dice que asumió la jefatura sin problemas, gracias a las mujeres que abrieron camino en el decenio de los 80.

“Cuando yo entré a La Nación había dos mujeres de mucha presencia: Marcela Angulo y Pilar Cisneros; también estaban Nora Ruiz de Angulo y doña Norma Loaiza. Ellas fueron pioneras en esta profesión que era más de varones”.

Zúñiga después fue subdirectora de Al Día y, en 1998, daría un salto a la dirección de un telenoticiario, una tierra incógnita para una periodista que había vivido de la palabra impresa por más de 15 años.

A la pantalla ¿Cuál es un dato que Roxana Zúñiga hubiera querido conocer hace 15 años cuando asumió la creación y dirección de Noticias Repretel ? “Que la gente que trabaja en tele es muy especial, es diferente, y que las salas de redacción de los periódicos son diferentes a las de las televisoras”. Zúñiga no sabe definir ese “no sé qué” de la gente de tele, pero queda claro que la desconcertó.

En 1998, Repretel buscaba crear una alternativa ante Telenoticias , noticiario al que Zúñiga hoy solo se refiere como “la competencia”.

“Cuando me dijeron que Repretel andaba buscando a alguien para un puesto de dirección detrás de cámaras me pareció que era un desafío que podía tomar”.

La nueva directora dice que asumió el reto con una mezcla de seguridad y humildad. Se sentía segura de sus conocimientos periodísticos, y sabía que debía ser aplicada para aprender las especificidades de un medio desconocido.

“Si uno no sabe, entonces pregunta y estudia. Poco a poco empecé a conocer mejor el ambiente y la jerga de la televisión”, dice Zúñiga, quien agradece especialmente la ayuda de Grettel Alfaro, quien fue la subdirectora del noticiario, y de José Manuel Milo Junco.

La periodista dirigió Noticias Repretel hasta el 2006, y posteriormente retomó el cargo desde el 2010.

Zúñiga tiene una colección amplia de mentores, pero ¿cómo le gustaría a ella misma ser recordada por las personas con quienes ha compartido la sala de redacción?

“Me gustaría que la gente me recordara como una apasionada por el periodismo que cometió errores en el trato personal, precisamente por exceso de pasión. El periodismo es un fuego que te quema y que te mueve las entrañas, a veces ese fuego es excesivo y sale por la boca, pero nunca tuve mala intención de dañar ni de ofender a nadie”.

Una queja persistente de Zúñiga es que las salas de redacción se han llenado, como diría Ryszard Kapuscinski, de trabajadores de la prensa y no de periodistas. Ella está segura de que un reportero apasionado, y con el manejo de las tecnologías actuales, es mejor que cualquiera de los periodistas de su generación. Por ello, al pedirle un consejo para una joven que está empezando su carrera en periodismo, Zúñiga recomienda que examine su fuego interno, que se haga un “examen de pirotecnia”.

Una muchacha casi derrotada en un poyo del parque japonés hace 30 años pasó esa prueba.