El sonido alegre y festivo que emite la marimba al contacto de los bolillos con sus teclas de madera, está en riesgo de desaparecer.
La falta de interés de las nuevas generaciones en aprender el oficio de los marimberos, unida a la escasez de los árboles que proporcionan la materia prima con la que se construye este instrumento, podría dejar en el futuro a nuestro país sin esos bellos sonidos.
“Es necesario manifestar la preocupación con respecto al futuro de la marimba, tanto por los materiales que se utilizan para elaborarla como por el desinterés que existe en los jóvenes hacia el instrumento”, dijo Antonio Ortiz, marimbero de 78 años de edad, oriundo de Carrillo, Guanacaste.
Ortiz habló, el miércoles, en un foro organizado por la Comisión Nacional de Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial en el Centro Cultural Español, en barrio Escalante.
Preocupación. La tradición de la marimba está en jaque por la dificultad que enfrentan los marimberos para conseguir los materiales para confeccionar el instrumento.
Según explicó Ortiz, para las teclas se debe usar el cristóbal, mientras que la caja de resonancia se confecciona con cedro o bálsamo.
Se trata de maderas que provienen de tres especies de árboles en vías de extinción. Según el decreto número 25700- Minae, publicado en el diario oficial La Gaceta en enero de 1997 y con vigencia en la actualidad, esos árboles forman parte de una lista de 18 especies maderables en peligro de extinción.
“Estas especies se encuentran en veda total debido a la amenaza de extinción que existe sobre ellas”, manifestó María Isabel Chavarría, coordinadora del sistema de información forestal.
Otro material que se requiere para elaborar la marimba es la cera de tamagás, la cual es necesaria para sostener la telilla con el ombligo –orificio colocado al final de la caja de resonancia–.
“Cada vez es más difícil encontrar esta cera porque las abejas que la producen solamente se hallan montaña adentro. Encontrarse una bolita de tamagás es encontrarse una mina de oro”, comentó Eduardo Villafuerte, marimbero de 25 años de edad y vecino de Santa Cruz, Guanacaste.
Villafuerte es de los pocos jóvenes interesados en el arte de confeccionar este instrumento.
“Un aspecto que preocupa es que la edad promedio de los marimberos expertos ronda los 80 años, y eso preocupa”, manifestó el músico Ronald Villalobos, organizador del foro.
“La marimba es el eco de la naturaleza y, definitivamente, no se debe dejar morir”, dijo Villafuerte.
Consultado por La Nación, Manuel Obregón, ministro de Cultura y Juventud, señaló que no permitirá que el instrumento muera.
“El tema ya lo he valorado y existe un compromiso, junto con Miguel Torres, que es uno de los mayores exponentes en el tema de la marimba, para realizar talleres y enseñar el tema de la elaboración y ejecución de este importante instrumento”, comentó .