La magia de lo íntimo

Arte femenino Siete artistas ofrecen obras en la Galería pueblarte para homenajear a las mujeres

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El encantamiento se inicia cuando la pintura se desliza sobre el lienzo o cuando la madera empieza a cobrar forma. La mancha aparece, crea una imagen y el trance no acaba hasta que la obra está completa. En acuarelas, óleos, acrílicos y esculturas, siete mujeres ofrecen, en la Galería Pueblarte, el producto de su ensoñación. A pedido de Ignacio Carballo, curador de la galería, las artistas reunieron 18 pinturas y 5 esculturas para la exposición 7 Magas .

Las expositoras son: Leda Astorga, escultora galadornada con el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría en 1999; las pintoras Ana Griselda Hine y Flora Zeledón, integrantes de la Asociación Costarricense de Acuarelistas (ACA); la escultora Lilibeth Martínez, y las pintoras Alma Fernández, Paquita Cruz y Lizeth González.

La exhibición se abrió en conmemoración del Día Internacional de la Mujer (8 de marzo), con una actividad apoyada por la Fundación Justicia y Género. Para Carballo, esta exposición es un homenaje a la mujer y, sobre todo, a la artista. “Es una oportunidad para exhibir el arte femenino, así como para impulsar el interés en invertir en el arte de mujeres independientes y profesionales”, explica el galerista.

Magas creadoras. “Tenemos en común que somos mujeres y que todas sentimos esa magia, esa energía de vivir el arte constantemente”, explica Flora Zeledón, inte-grante de ACA, el grupo que ganó el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría de Artes Plásticas en el 2011. Las ha unido la pasión de las siete por la acción creativa.

“Somos magas desde que tenemos en blanco un soporte e inventamos, jugamos con el misterio y elementos que puedan encantar al espectador”, dice Alma Fernández al describir el conjuro que para ella representa el arte. “Para mí, la magia consiste en transformar los materiales en objetos que comunican”, expresa Lilibeth Martínez.

Flora Zeledón procura transmitir “un sentimiento, una idea o una vivencia para llegar a los espíritus, los corazones o las mentes”. “El arte es en gran medida autobiográfico porque una cuenta lo que tiene adentro; una espera que el espectador se apropie de eso”, considera Alma Fernández.

Son puntos de vista divergentes unidos por lo que Fernández llama “la fortaleza de la feminidad”, una inteligencia particular de las mujeres. Paquita Cruz prefiere la abstracción de los fósiles de conchas marinas; Lizeth González, las luces de colores en sus paisajes urbanos y sus hojas en acrílico.

“Yo pienso en mis personajes femeninos como heroínas”, dice Zeledón, cuyos exuberantes cuadros presentan el frenesí de las bailarinas en el escenario. Martínez incluye figuras masculinas. “Presento el equilibrio entre el hombre y la mujer; no distancio uno de la otra, sino que busco unificarlos en una cuestión más humana y representar lo cotidiano”, expresa Lilibeth.

Vínculos diversos. “Mi obra es intimista, pero a la vez es mi forma de abrirme hacia un mundo complejo, lleno de imágenes, de vida y de situaciones distintas”, explica Martínez, escultora cuyas piezas sugieren inicios de narraciones, pequeños instantes casi capturados al vuelo, fijados en resina y madera.

De ese modo, una escultura suya, como Mujer y niño , presenta a la primera inclinada, con un niño al lado que señala en la distancia. Sus figuras estilizadas se inspiran en los moldes alargados de las viejas revistas de costureras y modistas.

“Me gusta sugerir al espectador una historia, para que él la complete e imagine lo que sucede”, explica Martínez. Otras piezas son Maternidad , que representa a las madres como protectoras de los niños, su refugio natural, y Armonía , sobre el equilibrio entre hombre y mujer, la placidez del entendimiento.

La sintonía inspira ¿A quién le importa la distancia? , de Alma Fernández, óleo en gran formato que presenta a una mujer vestida con un suntuoso traje de rojo intenso. A su alrededor vuelan cartas que se dirigen a un hombre que no vemos: vínculo sugerido por una luna diminuta que se ve por la ventana.

“Lo que le da sentido a todo es el vínculo”, que para Alma son los que perduran a través del tiempo. “Son guardianes , hombres que impulsan y promueven a la mujer, más que limitarla”, expresa Fernández, que presenta otros tres cuadros con técnicas propias, mezclas de pigmentos y polvo de aluminio sobre cartofón.

Visiones íntimas. “En mis obras invito al espectador a ser más participativo”, explica Flora Zeledón. “Le ayudo a penetrar en el escenario: le doy el juego de personajes, las luces y el movimiento”, comenta la artista, apasionada de la danza.

Zeledón confiesa que en ocasiones se coloca frente al espejo para plasmar los cuerpos en acción, como en Murmullo infinito o De cara al viento . Así da origen a formas danzantes que saltan con fuerza del cuadro, y nacen de recuerdos de bailarina. “Dejo la figura casi sin terminar, apenas insinuada, para que el espectador tome un papel más activo”, añade.

A su vez, Leda Astorga presenta dos esculturas con su habitual sentido del humor. El colorismo de las figuras, como Hierba –donde una mujer desnuda se expone a un diablo-rana y a un ángel oculto–, resalta la viveza y la picardía.

La sensualidad de la mujer contrasta con la candidez de Lupita, la niña , obra que recibe a los visitantes de la galería sentada en un banco pequeño y con un chanchito en brazos. Astorga trata la ternura y la malicia con sentido de la ironía.

Ana Griselda Hine opta por una mirada quieta sobre la espalda femenina en Reposando , una acuarela sutil e íntima. El conocimiento cercano de lo vivo regresa en su obra, ya sea en la cuidadosa estela de un Loto solitario , en que las manchas de color remiten a la humedad, o la proximidad de su Modelo entre estampados .

En sus tres cuadros se aprecia la investigación de la técnica de la acuarela que empata con la delicadeza de sus motivos.

Espacios propios. Quien opta por la distancia es Paquita Cruz, cuyos serenos trabajos sobre conchas fósiles se basan en colores térreos. Se trata de formas sobre un fondo árido, aunque no menos natural. Trabaja el balance entre la expresión y la minuciosidad del detalle en sus espirales y lunas.

Por su parte, Lizeth González se aproxima a la abstracción con explosiones de color. Emparienta sus Verano mañanero y Verano nocturno , hojas de tonos imposibles, con los edificios de Efecto Kuleshou . Estos lienzos de González combinan temas reservados, casi distantes, con una representación muy personal de sus edificaciones y plantas.

“Nadie puede decirle a una qué pintar, sino que una dibuja lo que le apetece: el arte se convierte en un refugio”, expresa Alma Fernández. “Al enfrentarme a un lienzo, solo me importa la sensación propia, que procuro llevar al público para que interprete”, concluye Flora.

Las creaciones de Las 7 magas se exponen hasta el 6 de abril en la Galería Pueblarte. Está abierta de lunes a viernes de 8 a. m. a 5 p. m. La galería se ubica 200 metros al este del parque Francia, Barrio Escalante (San José), en la avenida 5. Tels. 2224-7785 y 8995-9326.