La llamada de Obama

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

¡ Riiinnnnnggg! ¡Otra vez el bendito teléfono! Siempre es lo mismo; desde que existen los celulares, timbran cuando más ocupado está uno: pagando en el súper, rezándole al Santísimo, cargando un armario o, como ahora, que me agarró en plena ducha. Lo peor es que la curiosidad nos mata y dejamos de hacer lo que sea para contestarlo.

¡Aló! ¡Alóooo...! ¿Quién llama? ¿Cómo dice? ¿La Casa Blanca? No señora; mire, se equivocó. Usted seguro quiere comunicarse con Putin, laMerkel, Hollande o alguno de esos... ¿Conmigo? ¿Obama? ¿Para qué? No, no, vea, aquí hay una confusión... ¿Está segura? A ver, póngamelo.

¡Le entra a uno a veces cada llamada...! El otro día me llamaron de la morgue preguntándome si un cadáver que estaba ahí era el mío. Les he dicho hasta de lo que se iban a morir. Pretendían que me reconociera yo mismo por teléfono. ¡Nada les costaba enviarme una foto por fax, por iPad o por una de esas cosas modernas de ahora...!

¡Aló! ¿Obama? ¡Qué gusto! ¡Ajá! Sí, estoy un poco ronco. Es que acabo de regresar precisamente de los Estados con un gripón que...¡Bueno! Me ha tumbado. Sí. Seguro se me pegó la bacteria que el Pentágono le tenía reservada al norcoreano ese... Sí, al pelón. Al ‘jupa’ de hongo. El mismo. ¿Cómo dice que se...? Sí,... ese; Kim Jong-un.

¿Cómo? ¿Que me frote con manteca de chancho? ¡Ajá! ¿Y me ponga periódicos encima? Pero si no me he muerto aún... No, aquí no tenemos el ‘New York Times’ pero viera que ‘ La Teja’es más ‘hot’. Claro, más si me cubro con la página de la modelo del día. Je, je... Así es; me voy a curar del resfrío pero a joder de otra cosa. ¡Qué simpático está esto, eh! ¿No quiere venir a tomarse un traguito aquí a casa? Sí, de incógnito para que no lo vean. Bueno, aquí en casa lo verá mi perra pero esa no dice nada. Con la edad se ha vuelto muy discreta. ¡Como se ha quedado sin dientes, ahora ladra para dentro! ¿Ahh? ¿Que está usted en Washington DC? ¿Y qué hace ahí? Pues sí, algo lejos. ¿Y a qué hora sale el siguiente bus de allá para acá? ¿Eh...? Yo le pago el taxi de regreso.

Sí, comprendo. Entonces dígame en qué le puedo servir. ¡Sííí..., me enteré de su visita en mayo a Costa Rica! La va a pasar requete... Je, je. ¿Bolados? ¿Que le pase algunos bolados? ¿Cómo qué? ¡Ajá! Sí, claro. No, ningún problema: se puede bañar en Ojo de Agua con toda confianza. Claro, a la hora del chapuzón se queda sin aliento un rato pero... sí, se recupera. Lo morado se le quita.

Ahora, lo pélis ahí es... ¿Pélis? Lo contrario de tuánis. No, no es ningún dialecto. ¡Ajá! Le decía que lo pélis es parquear ahí pero le da usted un rojo a algún majecillo que cuida o dice que cuida y él lo acomoda. Eso sí, no le enseñe el fajo de rojos porque si no él se lo acomoda a usted. ¿Rojos? Claro. Ahí por el Mercado Central los consigue, y con sabor a sardina. Esos valen más. Sí. Pero ¡mucho ojo, eh!: como en mayo empieza a llover aquí, cuídese de que no se le mojen los dólares. Así es. Lo pueden acusar de ‘money laundry’ y va de la relinga pa’ ‘mediana cerrada’. No, que yo sepa, ahí todavía no hay Sala Oval.

¡Alóoo! Sí, se oye muy mal. O es la señal del ICE o el norcoreano espiándonos. El Jong ese. A la larga son sus misiles que van ya de camino. Sí, mejor escóndase en el clóset. Estará más seguro. Solo a Bill Clinton no le fue bien ahí dentro pero es porque lo descubrieron con la Lewinsky. ¡Ajá! Los de ella eran misiles de largo alcance. Sí, pues. Además, los clósets son siempre una ‘sombrilla antibalística’ natural: las medias, los calzoncillos, las tenis sudadas... todo eso ayuda.

¡Aló! ¿Sí? ¿Me escucha? No, ningún misil; es un furgón que va pasando. Y ahora una ‘chompipa’. Y ahora un cabrón a escape libre. Pero tranquilo; a usted aquí seguro lo movilizarán en helicóptero. ¿Misiles en Costa Rica? ¡Jamás! Los únicos son los abejones de mayo, pero con estos más bien usted se entrena para capearse los de verdad. ¿Sombrilla antimisiles aquí? ¡Menos! Laura tiene una pero ya se le llenó de goteras.

¿Que le han hablado mucho de qué...? No le oigo. ¿De la platilla? ¿Cuál platilla? Pues debe ser que ya le están pulseando alguna. ¡Vea usted; ni siquiera ha llegado y ya están viendo a ver cómo lo exprimen! Aquí el político que menos corre alcanza un neutrino. ¿Cómo dice? ¡Ahh... Con razón. Ya decía yo! ¡La platina! Sí, sí. Perdón. Bueno... al fin y al cabo son lo mismo. ¡Si supiera la platilla que nos ha costado la platina! {^SingleDocumentControl|(AliasPath)/2013-04-21/RevistaDominical/Articulos/RD2104-OBAMA/RD2104-OBAMA-summary|(ClassName)gsi.gn3quote|(Transformation)gsi.gn3quote.RevistaDominicalQuoteSinExpandir^}

Pero tranquilo también con eso de la platina. Es cosa de agarrarle el mate. Sí, el mate... O sea, el cáido. ¿Cáido? Bueno, la maña. Correcto. Vea: Si al pasar sobre el puente en la limusina usted escucha ‘clan - clon’, ningún problema. ¡Esa es la platina! Ahora, si en vez de ‘clan - clon’ usted escucha ‘zan - jon’... ¡Esa no es la platina! Pero igual, cero estrés; habrá siempre una grúa esperándolo abajo. Nooo, ninguna molestia. Siempre hay alguna hundida ahí. Así somos aquí de serviciales. Y ojalá lo lleven a la trocha, nuestra mejor pista de motocross. Sí... de resbalón en resbalón.

Sí. ¡Ajá! ¡Ajá! ¡Ajá! Desde luego. ¡No me diga! Vea usted. Claro. ¡Qué horror! Así es. ¡Increíble! No, aquí es diferente: aquí un ‘tico’ es un ‘tico’, y un ‘mae’ es un ‘mae’. Para efectos nuestros, usted no es ni ‘don’, ni ‘míster’, ni ‘excelentísimo’, ni nada de eso. Usted es un ‘mae’, y punto. Ahora, de usted depende si un ‘mae pura vida’ o un ‘mae mala nota’. ¿Pura vida? Si nos regala alguito. ¡Ajá! Como por ejemplo el ferrocarril interurbano. Sí, nada más por el momento. Aunque a la hora de negociar con nosotros, siempre lo más seguro es que quién sabe. “Que tal cosa...vamos a ver; que tal otra, dame un chance”. ¡Joder!

¿Ah? No, por la comida no se preocupe. Tenemos unos pejibayitos con mayonesa, una olla de carne, un mondongo de Puriscal, unos frijolitos escabechados, un chifrijo... que no va a querer irse de aquí. De todas maneras, no podría hasta que se le aclimate otra vez la tripa. Sí, el bicarbonato ayuda. Pero aquí en tres toques le soban la ‘pega’ y lo devolvemos como nuevo a Estados.

¿La sobadora? Doña Tola. Sí. Vive en Hatillo 18. Bueno, entre el 18 y el 21. Déjeme darle la dirección. ¿Tiene lápiz y papel? ¿Cómo? ¿Que está dentro del clóset? ¿Y qué hace ahí metido? ¡Ah, ya, sí, okey! ¿Usted conoce la carnicería El Desguace? ¿Cómo dice...? ¿Que mejor se la lleva a la Casa Blanca? ¿A doña Tola? Pero si... ¡No me diga! Se va a morir del alegrón. ¡Ajá! ¿Como paramédica? Me parece. Claro, para que le atienda a tanto invitado suyo allá. ¡Y es que esos árabes y africanos deben tragar...! Con razón el déficit gringo actual. Pero vea, con su oferta 2x1, doña Tola le sale al costo. Y le aseguro que le soba al Congreso entero y a la Cámara de los Comunes y Corrientes y mejora la economía en un santiamén.

¡Aló! ¡Alooooo! (¡Otra vez la cabrona señal!) ¿Me oye? ¡Ah bueno! Vea, cuando venga, mejor tráigase su propia red 3G porque nuestros celulares no son para hablar sino para insultar. Sí. Aquí la pantalla del celular le dice a usted ‘red ocupada’ y usted le contesta ‘tu madre’; luego le dice ‘error de conexión’ y usted le responde ‘mal parida’, o le dice ‘sin servicio’ y usted revienta el chunche contra el suelo o el primer viejo que vaya pasando.

Sí, mejor colguemos porque aunque no se nos corte la comunicación, a mí se me va a cortar la respiración. Sí...en la ducha. Todavía, sí. ¡Fíjese! Me he enfriado todo y tengo las ‘nachas’ como tapas de nevera. Además, se me ha tiesificado el brazo de sostener el celular. Voy a ver cómo salgo o me sacan de aquí porque, encima, su llamada me entró cuando estaba agachado restregándome los tobillos y así quedé. No. Ya no siento la otra mano. Se me ha dormido sosteniendo el jabón. Sí, me quedó entreabierta pero ya sin el jabón. Se fue por la rejilla. Exacto. ¿A usted le ha pasado? ¿Con una llamada de Fidel?

{^SingleDocumentControl|(AliasPath)/2013-04-21/RevistaDominical/Articulos/RD2104-OBAMA/RD2104-OBAMA-quote|(ClassName)gsi.gn3quote|(Transformation)gsi.gn3quote.RevistaDominicalQuoteSinExpandir^}

Bueno, don Obama, ha sido un placer. Lo dejo porque ya viene alguien con una ‘perra’ a levantarme de aquí como ‘container’ de muelle. Entonces nos ‘vidrios’ en mayo. ¿Vidrios? Sí, del verbo ‘ver’. Okey. Después le explico. Chao.