La consagración de Cantinflas

Centenario ‘Ahí está el detalle’ es la cumbre del talento de un actor que representó al ingenioso ‘pelado’

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El 11 de septiembre de 1940, la marquesina del cine Alameda de la ciudad de México relucía con el anuncio del estreno de la película Ahí está el detalle, en cuyos créditos estelares aparecía por primera vez el comediante Mario Moreno Reyes, Cantinflas. No era estrictamente un debut pues el actor tenía ya un camino recorrido en los platós cinematográficos desde 1930, y antes en las “carpas”, especie de teatros semiambulantes que recorrían los barrios citadinos y que podían desarmarse cuando las circunstancias así lo exigían.

En varios de esos teatros : Ofelia,Sotelo y Valentina (nombre de la artista que más tarde sería su esposa), Cantinflas había perfeccionado las características que lo volvieron famoso: su enredada forma de hablar y su vestimenta en la que destacaban sus pantalones por debajo de la cadera (acaso en eso sea un precursor), su “gabardina” (un simple trapo que se colgaba en el hombro), su camiseta de manga larga, su “sombrero” y su pañuelo anudado en el cuello a la manera de una corbata.

Enfrentado a un público arisco, exigente y muy participativo, que pocas veces dejaba pasar la falta de talento, Cantinflas desarrolló la capacidad de dar respuestas al mismo tiempo rápidas y confusas que dejaban a sus interlocutores sorprendidos y sin posibilidad de una reacción coherente, al tiempo que provocaba las carcajadas en las funciones que se ofrecían, dos o tres veces cada noche.

Comedia urbana. Cantinflas repitió la fórmula cuando empezó a participar en el cine, aunque sus apariciones iniciales en No te engañes, corazón, ¡Así es mi tierra!, Águila o Sol, El signo de la muerte y varios cortometrajes no le dieron tanta popularidad ante un público diferente, quizá porque no era el actor principal y compartía el guion con Manuel Medel, cómico que para ese entonces era más conocido, a pesar de haber trabajado juntos en el circuito de las “carpas” y en algunas de las películas mencionadas.

Sin embargo, en Ahí está el detalle, Cantinflas pudo al fin convencer de su talento ante el creciente número de personas que acudía a las salas de cine en México, fenómeno que poco tiempo más tarde se repetiría en toda Hispanoamérica,

La relación entre su país de origen y su sobrenombre pronto se hizo automática, y surgieron palabras que hoy admite el Diccionario de la Real Academia Española: acantinflado, cantinflada, cantinflas, cantinflear, cantinfleo, cantinflérico, cantinflero y cantinflesco.

Además de ser la película que lanzó a Cantinflas al estrellato, Ahí está el detalle es precursora en al menos dos sentidos. Por una parte, inaugura la comedia mexicana en el cine, con una amplia aceptación del público que no estaba acostumbrado a este género cinematográfico, a pesar de que, en las carpas, junto con la música, era lo que atraía una mayor cantidad de espectadores.

En segundo término, Ahí está el detalle marca un desplazamiento de los escenarios campiranos –desde Allá, en el Rancho Grande, el prototipo natural del cine mexicano– hacia la gran ciudad, movimiento paralelo a la realidad pues México dejaba de ser un país rural para convertirse en urbano.

Talento improvisador. El guion, escrito por Humberto Gómez Landero y Juan Bustillo Oro, es un conjunto de situaciones equívocas: casi todo se lleva a cabo dentro de la casa de don Cayetano (el actor Joaquín Pardavé), un rico y celoso marido que teme el engaño de su esposa, Dolores (Sofía Álvarez).

Cantinflas es novio de Paz (Dolores Camarillo), empleada doméstica de Cayetano y Dolores. Paz le pide a Cantinflas que mate a Bobby, un perro rabioso.

Sin embargo, Bobby también es el apodo de un sujeto de mal vivir, interesado en obtener dinero por medio del chantaje contra Dolores pues posee cartas de ella dirigidas a él cuando ambos eran novios.

Cayetano sorprende a Cantinflas en la casa, y, para que este la ayude a disimular el chantaje, Dolores lo hace pasar por su hermano, a quien Cayetano no conoce.

Luego, a Cantinflas le aparecen una esposa (Sara García) y varios hijos. Todo culmina con la famosa escena del juicio, que a la postre resulta ser la parte más divertida de la película sin que ello signifique que el resto carezca de méritos.

La situación de enredos en lo que nada es lo que parece ser –salvo la confusión palpable ya en las primeras escenas–, ilustra la presencia de un personaje propio de la cultura urbana popular mexicana. El “pelado” o “peladito” es transgresor de todas las reglas: las de la familia, las de la ley y las del orden que las jerarquías sociales imponen. Cantinflas encarna este personaje con toda propiedad.

Despreocupado, atrevido, insolente, aprovechador de las circunstancias siempre que sea posible: son términos que describen, más que califican, a Cantinflas en su actuación en Ahí está el detalle.

Es cierto que el actor sigue el magnífico guion, pero su enorme talento natural hace que las situaciones sean más hilarantes pues es notorio que Bustillo Oro –director y coautor de los diálogos– lo deja expresarse en la extensa gama de su peculiar estilo, que en la película termina por contagiar a todos los participantes en el juicio.

De acuerdo con los historiadores del cine mexicano, Ahí está el detalle –por lo menos en algunas de sus partes– es el resultado de un estudio que realizaron los guionistas. Incluso se atribuye a Bustillo Oro haberse basado en un caso de la vida real, de 1925, para la escena del juicio en el que Cantinflas es acusado de haber asesinado a un chantajista, cuando en realidad había matado a un perro rabioso.

Entre las mejores. Después de Ahí está el detalle, la fama de Cantinflas creció como la espuma; los productores se lo peleaban para que estelarizara otras películas pues los ingresos en taquilla estaban asegurados debido a la garantía de la permanencia en cartelera durante varias semanas.

Sin embargo, con una neta visión empresarial, Mario Moreno creó su propia compañía productora (POSA Films), encargada de la realización de la mayoría de sus películas siguientes.

Por ello, para el grueso de sus admiradores, Cantinflas representaba un ideal, el del “self made man” capaz de triunfar sin mayor ayuda que el talento propio. Los integrantes de las clases populares, después de ver sus películas, salían del cine convencidos de que todo era posible, hasta superar la pobreza con tan sólo el esfuerzo personal –además, con la plena conciencia de que muchos hablaban, sin imitaciones baratas, como él–.

Después de Ahí está el detalle, Cantinflas filmó otras 40 cintas, en México y en el extranjero; sin embargo, no llegó a la altura que alcanzó esa película, a pesar de haberse convertido en una de las principales “estrellas” del cine mexicano y, sin duda, junto con Pedro Infante, en el actor más querido.

Por tal razón, se tiene a Ahí está el detalle entre las mejores cien películas del cine mexicano y, por supuesto, la que condensa todo el talento cantinflesco.

En el centenario de su nacimiento –se cumplirá el 12 de agosto– podemos constatar que la película conserva su frescura y sigue divirtiendo a los espectadores igual que en el día de su estreno.

EL AUTOR ES JEFE DE la CANCILLERÍA DE LA EMBAJADA DE MÉXICO Y HA SIDO DIRECTOR DEL INSTITUTO DE MÉXICO EN COSTA RICA.