Korn y P. O. D. descargaron su  rock en Alajuela

Ayer, durante cuatro horas , las dos agrupaciones estadounidenses pusieron de cabeza al Estadio Alejandro Morera Soto con su música

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ymiranda@nacion.com

Una aplastante descarga de rock cayó anoche sobre Alajuela, durante el concierto que ofrecieron las bandas estadounidenses Korn y P. O. D.

Si siempre por la víspera se sacara el día, el encuentro de heavy metal hubiera estado destinado al fracaso, ya que en horas de la mañana y de la tarde algunas decenas de “cuatro gatos” los que se veían en gradería y ni qué decir del sector VIP del Estadio Morera Soto.

Sin embargo, Korn supo jalar a su público a Alajuela, pues cuando ellos descargaron sus punzantes letras en la tarima, a eso de las 8 p. m., ya la gradería estaba repleta y VIP se veía bastante lleno.

En su presentación, los cerebros del nu metal se echaron a los ticos al bolsillo. El público sacudió la cabezas, gritó y se emocionaron hasta el éxtasis.

P. O. D. se midió con Korn codo a codo. Ellos también tenían su gente entre el público, a quien le sacaron aplausos y gritos punta con temas como Set it off, Addicted, Lie Down y Kaliforn-i-a. Pasados por agua. Antes de que salieran a tarima estos duros del rock, la lluvia amenazó con robarle la paz a músicos, a productores y, desde luego, a espectadores. No obstante, al final, decidió respetar a los invitados internacionales y, entrada la noche, el agua cesó de caer para que los extranjeros pudieran tocar a sus anchas.

Antes de que las aguas se comenzaran a calmar, la complicada tarea de calentar a un exigente y hasta entonces indiferente público corrió por cuenta de las agrupaciones ticas Malak, Akasha y Deznuke.

Durante hora y media, estos artistas batallaron con lluvias intermitentes que enfriaban el ambiente y dispersaban a la gente.

A punta de baterías, guitarras y letras de fuerte contenido, los ticos supieron sacarle provecho a la oportunidad de ser teloneros de dos grandes e, incluso, se sintieron orgullosos porque hubo personas con camisetas de sus grupos.

“Gracias maes lo que más nos importa es que a ustedes les cuadre”, dijo César Zapata, de Malak.

Durante la participación de Deznuke, Esteban Rojas, integrante de la agrupación, agradeció a los roqueros costarricenses, ya que, según él, sin ellos no sería posible que su banda tocara previo a grupos como Korn y P. O. D.

Con la despedida de Deznuke, la energía del Morera Soto se disparó como la espuma. El público de gradería se puso de pie y, en las áreas preferenciales, los más emocionados les aplaudieron hasta a quienes les quitaban los cobertores a los instrumentos. ¡Boom! Cuando el reloj marcó las 6: 05 p. m., un poderoso sonido de guitarras anunció la llegada de uno de los grandes de la anoche: Payable on Death (P. O. D.).

En ese momento apareció en escena el imponente Marcos Curiel, guitarrista de la banda. La euforia hasta entonces reservada por el público se desató; al instante, comenzó a sonar Boom.

“¡Pura vida! ¿Esta Cristo aquí?”, exclamó, en perfecto español, Sonny Sandoval, vocalista de P. O. D.

“Gracias a todos por venir. ¡Los amo chicos! Levanten las manos”, continuó el roquero a una masa de gente sedienta de rock.

Influenciado por las normas de la vieja escuela, P. O. D. prefirió no usar una pantalla gigantesca en el fondo del escenario.

En su lugar, los mensajeros de música positiva colocaron una manta con un Cristo que levitaba, rodeado de ángeles. Arriba, en la tela, se leían las siglas del grupo, que en español significan Pagable al Morir.

Ellos sacudieron al público por espacio de hora y media

Los californianos levantaron roncha con temas como Youth of the Nation, canción que el público coreó con puños levantados durante su coro, y Alive.

La fuerza que el público le inyectó a cada una de las interpretaciones acabó por conquistar a la banda. Muestra de ello fue que, en varias ocasiones, Sandoval bajó del escenario para saludar.

Al calor del momento, los ticos le lanzaron una bandera de Costa Rica al vocalista, quien no dudo en ponérsela en la cabeza mientras cantaba y saltaba.

La banda dejó a un público sediento de más hardcore, de más punk y de más heavy , a las 7:20 p. m. La banda se despidió con God Forbid, al tiempo que en gradería gritaban por más música. Salvaje. El momento más esperado para muchos, el clímax del concierto llegó a las 8:15 p. m., momento en el cual una manta con el nombre de Korn se desplegó en el escenario para darle paso a Ray Luzier, baterista de la banda.

Con la energía, Luzier y el buen hacer del guitarrista James Munky Shaffer, el gentío entró en éxtasis con la letra de 4 U, Dead Bodies.

Con un grito de “¡Ticoooos!”, Jonathan Davis, vocalista del grupo, saludó a los roqueros, quienes no paraban de saltar y agitar sus cabezas hasta caer rendidos ante ellos.

Uno de los momentos más sublimes de la noche fue cuando comenzó a sonar la escalofriante letra de Falling a Way From me. En ese momento, la demencia se apoderó del recinto rojinegro.

Ese temazo fue la antesala de otra canción no menos importante de los cerebros del nu metal:Somebody someone. Durante la pieza, un solo del baterista le puso los pelos de punta al gentío.

Ya para cuando se escuchó la electrizante Did my Time , Korn se había echado al bolsillo a todos los ticos, quienes, al calor del momento, no paraban de saltar, alzar los brazos y cerrar los puños, como señales de aprobación.

La banda cerró su presentación con temas como Shoots and Ladders,Clown y Go the Life. El público quedó implorando por más.