Justo German López: ‘Por ahora tengo un respiro de un año y medio para salir adelante’

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Barrio Los Cocos, Limón. La ilusión de tener su casa propia terminó por convertirse en toda una pesadilla para un taxista limonense, quien solicitó un préstamo de ¢18 millones al Banco Popular, en el 2007, para la compra de un lote y casa de habitación ubicados en el barrio Los Cocos.

Justo German López Brenes contó que la cuota inicial en el 2007 fue de ¢123.000 mensuales, un año después la mensualidad bancaria subió a ¢200.000, y que en la actualidad paga ¢246.000.

El aumento de la cuota se debió al incremento de la tasa básica pasiva, la cual le aumentó la cuota a más del doble.

“Esta situación me causó estrés. Yo he volado rueda durante 60 meses gastando mi vista, trasnochándome, y no he logrado salir de esta deuda. Por ahora tengo un respiro de un año y medio, mientras se lleva a cabo el juicio, para salir adelante”, indicó.

Inclusive, este taxista limonense debió adquirir una deuda con un prestamista.

Desesperado por los constantes aumentos bancarios, López recurrió a la Asociación Nacional de Consumidores Libres, organización que, mediante el Tribunal de Apelaciones Contencioso-Administrativo, logró un respiro.

El Tribunal resolvió que se mantuviera el pago mensual por el crédito de vivienda a López, a partir del 1.° de diciembre del año 2012, “por la misma suma en que inició al adquirir el préstamo en el año 2007”.

Actualmente, este limonense no es sujeto de préstamos con ninguna entidad bancaria por estar en “situación tres” en la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef). Esto, porque hace más de un año debió ser operado de una hernia en el Hospital Calderón Guardia, que lo imposibilitó para trabajar durante tres meses, originando una demora en los pagos bancarios.

Tras conocer la noticia del rebajo en la cuota, su madre, Ángela Brenes, de 78 años, quien vivía en carne propia las angustias y sufrimientos de su hijo, le preparó una taza de café, la cual saboreó este caribeño con la tranquilidad de saber que el dinero que gana en su taxi no irá en su totalidad al pago de un préstamo que lo ahogaba día a día.