¿Qué fue lo que se aprobó?
Comenzamos con los riesgos de crédito y liquidez. Las reformas van en la línea de que las entidades financieras tengan mecanismos de gestión de riesgo que les permitan blindarse y administrar mejor eventos de riesgos sistémicos: el régimen cambiario varió, el entorno macroeconómico y la operación de los bancos. El sistema financiero es muy diferente al de hace diez años.
¿Qué busca la regulación?
Que las entidades estén mejor preparadas para eventos macroeconómicos como movimientos en el tipo de cambio, que afectan los balances en los bancos, y los cambios en las tasas de interés. Se busca que los bancos estén preparados ante eventos que afecten la solvencia de las entidades financieras.
¿El cambio será gradual?
No todas las reformas entran a regir a partir de su publicación. Hay gradualidades porque los cambios generan no solo modificaciones en los balances de las entidades, sino que implican cambios en la forma de operar. No es de interés poner de rodillas a nadie.
Los bancos temen un encarecimiento del crédito.
Pienso que primero hay que analizar con cuidado y reposo las medidas planteadas. Van en la dirección correcta de blindar al sistema financiero de un problema que no conviene ni a los deudores, ni a los bancos, ni a los ahorrantes de este país. El tema del costo de un crédito no depende de una regulación, sino de la gestión que hagan las entidades y las eficiencias. Prefiero pensar en las bondades.
Pero es un hecho que el crédito en dólares es más barato.
Como supervisores no podemos ver el tema de que sale una moneda más barata que otra. Miramos las consecuencias para el sistema financiero de que se esté endeudando un país en una moneda en la cual tenemos una exposición cambiaria importante. Somos un país pequeño con vulnerabilidades. Lo barato que pueda salir hoy una operación de crédito está más que compensado con el riesgo de que la persona no pueda pagar en el futuro, y pueda significar un problema en el sistema financiero.