Izquierda griega llevaría a UE a revisar su fórmula anticrisis

Algunos países descartan que se pueda renegociar la deuda de Grecia

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Bruselas. EFE, AFP y redacción. La Unión Europea (UE) estableció ayer una línea roja ante el nuevo gobierno del partido de izquierda Syriza, en Grecia: que pague su deuda y honre sus compromisos en materia de reformas; el cómo está por verse.

Tras una reunión del Eurogrupo en Bruselas, su presidente, Jeroen Dijsselbloem, respondió: “Poco puedo decir” a la pregunta sobre los planteamientos del nuevo primer ministro griego, Alexis Tsipras.

Tsipras, quien ganó el domingo las elecciones en Grecia con un discurso contra la austeridad y asumió ayer el poder, prometió durante su campaña electoral renegociar los términos del memorando de entendimiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Comisión Europea (CE) y el Banco Central Europeo (BCE) y una reestructuración de la deuda que llega al 175% de su PIB.

“Sobre lo que tenemos que ponernos de acuerdo con el nuevo gobierno no es sobre el fin, sino sobre los medios: cómo vamos a llegar ahí (renegociación)”, destacó Dijsselbloem.

Empero, Steffen Seibert, portavoz de la canciller alemana, Ángela Merkel, expresó que, en opinión de Berlín, “es importante que el nuevo gobierno tome medidas que preserven la recuperación económica de Grecia. Ello implica que los compromisos adquiridos deben ser respetados”.

Desde el 2010, Grecia recibe asistencia financiera. La UE y el FMI otorgaron 240.000 millones de euros en préstamos a cambio de un programa de reformas y una austeridad draconiana que han empobrecido a la población y han disparado el desempleo.

Concesiones. Aunque algunos países, como Alemania, principal acreedor griego, o Finlandia no están de acuerdo con flexibilizar las reglas, expertos en la materia, ven esa posición viable.

“No vamos a escapar a una renegociación”, reconoció una fuente europea en Bruselas a la AFP. El nivel actual de la deuda “no es sostenible” y “cualquier solución que no pase por una real reducción de la deuda solo provocará una nueva crisis en Grecia”, declaró Jesús Castillo, del Banco Natixis.

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De la misma opinión es Paul de Grauwe, del London School of Economics. No reducir la deuda “condenaría a Grecia a varios años difíciles y se favorecerían los movimientos extremistas”.

Entre Merkel y Tsipras “habrá una partida de póker apasionante”, anticipó Julian Rappold, del Instituto Alemán de Política Exterior, que subraya que Berlín tendrá que hacer “concesiones”.

“La situación griega necesita diálogo sobre las reformas”, el “mejor camino para permitir a Grecia hallar nuevamente la estabilidad y el crecimiento”, estimó el ministro francés de Finanzas, Michel Sapin.

Tsipras lo que busca es un acuerdo que le permita al país generar algún crecimiento económico. El economista estadounidense Paul Krugman ha dicho incontables veces que la política de austeridad no permitirá a Europa salir de la crisis.

Esperanza. Mientras, la victoria de Syriza en Grecia da alas a los movimientos contrarios a las políticas de austeridad europeas, empezando por el joven partido Podemos , favorito en los sondeos en España para las elecciones legislativas de noviembre.

“Es un día muy especial para Podemos”, dijo este lunes Pablo Iglesias, su secretario general. “A partir de ahora, nace la esperanza desde la responsabilidad y la seriedad y sin euforia”.

”Avanzamos hacia un escenario en el que la que se va a quedar aislada es Merkel”, agregó.

En el resto del Viejo Continente, numerosos políticos coinciden en que la victoria de Syriza pone en entredicho la austeridad imperante en el territorio, aunque los defensores de renegociar la deuda o salir del euro son minoritarios.

El debate surgirá con más o menos fuerza en los numerosos escrutinios electorales previstos este año en la Unión Europea.

Entre ellos están la presidencial italiana el 29 de enero o las legislativas en Finlandia (abril), Reino Unido (mayo), Dinamarca (setiembre), Portugal (setiembre u octubre) y España.

Pero no en todas partes el discurso antiausteridad lo asumen solo nuevos partidos como Syriza o Podemos. En el sur, los partidos tradicionales de izquierda se aproximan a los postulados de Tsipras, como el Partido Demócrata italiano del primer ministro Matteo Renzi.

De hecho, su secretario de Estado de Asuntos Europeos, Sandro Gozi, no dudó en enviar el domingo un tuit señalando que “en Italia Tsipras se llama Renzi”. En este país, un tercio del electorado se decanta por los euroescépticos de izquierda del Movimiento Cinco Estrellas de Beppe Grillo o la Liga Norte (derecha).

También en Portugal -donde el partido más afín a Syriza, el Bloque de Izquierdas, solo obtiene un 3,5% de la intención de voto en los sondeos- el partido socialista en la oposición parece destinado a heredar el éxito de Tsipras.

“Es la señal del cambio en Europa”, dijo el domingo su líder, Antonio Costa, con 37,9% de la intención de voto.

La situación es similar en Francia. Aunque el líder del Frente de Izquierdas, Jean Luc Mélenchon, con un 6,6% de los votos en las últimas europeas, deseó “un efecto dominó” para reorganizar Europa de un modo completamente distinto, los socialistas no le dejarán ser el único en sacar provecho del discurso antiausteridad.

Bruno Le Roux, portavoz del partido en la Asamblea nacional, señaló que este resultado supone para el presidente François Hollande “un punto de apoyo suplementario para discutir con Europa”, que presiona para un mayor ajuste presupuestario en ese país.