Interfase, de Rafael Felo García

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En 1980, Rafael Ángel Felo García (1928) viajó a playa Mantas (Punta Leona) para practicar buceo libre por primera vez en su vida. Según cuenta el artista, el pintor Luis Daell lo acompañó atentamente desde la costa pues disfrutaba mejor del mar cuando el agua no sobrepasaba la altura de los tobillos. De este modo, fue una experiencia en solitario.

“La capacidad respiratoria me obligaba a regresar a la superficie. Debía captar esos breves treinta segundos para poder experimentar esa cosa maravillosa de color, de luz cambiante y, sobre todo, de un gran silencio, que permite abstraernos totalmente de lo que nos rodea”, declaró García en el 2003. En 1998, las reminiscencias de las impresiones visuales y emocionales provocadas por aquel panorama se transformaron en una serie de pinturas titulada Océanos y arrecifes , conjunto del cual forma parte Interfase (técnica mixta sobre tela de 120 x 150 cm).

Luego de conocer la historia que dio pie a su creación, quizá haya quienes se inclinen por descubrir, en esta pintura, olas, burbujas y hasta una mantarraya; sin embargo, no es esto lo que deberíamos buscar. Interfase es una pintura abstracta. Resulta interesante conocer qué llevó al autor a concretarla, pero su valor artístico –como en toda obra no figurativa– reside sobre todo en su composición visual.

Mientras cursaba la carrera de arquitectura en Londres, Felo García fue testigo y actor de un movimiento del arte no figurativo en Inglaterra. Tras la II Guerra Mundial había surgido en París la abstracción informal, lírica o tachisme (de tache , que se traduce por ‘mancha’), la que se opuso a la abstracción geométrica, calificada de “fría”. El tachisme se desarrolló de manera paralela al expresionismo abstracto estadounidense, y ambos se caracterizaron por ser productos de la espontaneidad del artista al momento de enfrentarse al lienzo y a los materiales.

De 1954 a 1956, García fue miembro del New Vision Group, que se apropió de la nueva tendencia. Desde ese momento, la abstracción informal ha sido parte del repertorio de Felo García, y en Océanos y arrecifes percibimos cómo continuó explotando las infinitas posibilidades de este tipo creación.

En Interfase vemos cómo, motivado por el recuerdo de un paisaje submarino, el artista compuso una obra valiéndose de la espontaneidad. Aplicados con brocha o rodillo, el blanco y el azul –en menor medida el negro– abarcan amplios espacios, pero un poco más arriba del centro, en la zona horizontal donde estos se intersecan, el autor introdujo mayor colorido con el uso de veladuras de amarillo.

El pintor generó una rica profusión de líneas en movimiento descendente con la técnica del “chorreo”, las cuales provocan –junto con las diagonales– la sensación de dinamismo. Cada nueva intervención, cada nuevo “accidente”, desencadenó una solución improvisada cuyo objetivo final fue lograr una composición equilibrada y atractiva. Interfase no es la representación de un tema; es un producto que exalta la subjetividad de la labor pictórica.