Ileana Balmaceda

Presidenta de la CCSS

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¿Recuerda la primera vez que ingresó a un hospital?

Me acuerdo muy bien del primer día de guardia en el internado. Casi me muero del susto: me tocó un 1.° de enero en el Hospital México y tembló... ¡y yo le tengo pánico a los temblores!

Cuando niña, ¿qué quería ser de grande?

Doctora. Tenía una tía que era enfermera obstétrica y la admiraba mucho. Yo jugaba de doctora con las muñecas.

¿Le hace falta la práctica médica?

Es que ahora hago ahora otro tipo de medicina. La salud pública es una rama de la medicina para una población completa y es un abordaje fascinante.

¿Su receta para ser feliz?

Hacer lo que yo quiero y lo que me gusta.

En una línea, ¿cómo resumiría su anterior gestión al mando del Hospital San Juan de Dios?

Estuvo orientada a la mejora en la prestación de los servicios.

¿Cómo le ofrecieron la presidencia de la CCSS?

Un amigo me llamó para preguntarme si le podía dar mi número a doña Laura Chinchilla, que me quería hablar. Yo le dije, ‘no, ¿para qué?’. Él me advirtió, porque yo soy bromista y era capaz que si me decían ‘le habla Laura Chinchilla’, yo le iba a decir: ‘¿sí?, y yo soy la reina Sofía’.

¿Qué recuerda de su primer día en esta oficina?

Me llegaron alrededor de 80 arreglos florales, mi oficina parecía una floristería, me sentí muy agradecida. Empecé a ver el lugar con ojos de mujer: poniéndole un adornito, una matita....

¿Es frecuente que tenga jornadas de 12 horas?

Es infrecuente que tenga jornadas menores a 12 horas. Generalmente llego ‘antitos’ de las 8 a. m. y me voy a las 8:30 p.m. Cuando salgo de la oficina y hay luz del día, me siento extraña.

¿Se considera condescendiente o de mano dura?

Tiene que haber un balance, soy plantada en lo que creo que debe hacerse; pero puedo ser condescendiente porque escucho.

En su puesto, ¿cuál ha sido el mayor problema que le ha tocado enfrentar?

La exposición a los medios, porque le quita la privacidad a uno. Con una institución tan complicada, hay problemas todos los días, pero los veo como oportunidades de mejora.

¿Le guarda rencor a la bacteria Clostridium difficile?

Rencor no, porque no me atacó directamente a mí, pero sí me tocó asumir la propagación que apareció en el San Juan y nadie sabe por qué. Fue una experiencia muy dolorosa porque había personas de por medio.

¿Se guarda las penas o se desahoga?

Yo tengo un gran defecto: se me nota todo en la cara. Los que me conocen saben en qué estado anímico estoy con solo verme. Prefiero hablar y sacar cosas que guardármelas.

¿A qué es alérgica?

A los vagabundos (ríe), pero a medicamentos y a la comida, no.

¿De qué se enferma más seguido?

Soy diabética y a veces me enfermo del estómago, me da dolor de cabeza o gripe.

¿Cómo rompería el hielo en un almuerzo con Luis Fishman?

Primero, tengo que conocerlo personalmente, porque solo lo he visto en fotos y por televisión. Luego le preguntaría sobre las dudas que tenga de mi gestión...

Si tuviera que internarse para una operación, ¿en cuál hospital lo haría?

Me internaría en cualquier hospital de la seguridad social. Tuve a mi primer hijo en el hospital de La Anexión, y a la última sí la tuve en la Bíblica... por chineada.

¿Alguna vez ha recurrido a la medicina alternativa?

Sí, a la homeopatía. Me encantan las hierbas medicinales.