Iglesia Católica de Costa Rica renueva cúpula

Quedan 4 vacantes por tres prelados en edad de jubilarse y uno que murió

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El obispo Vittorino Girardi cumplió ayer 75 años de haber nacido allá en Italia.

Esto estaría lejos de ser una noticia, si no fuera porque ahora el prelado de Tilarán entra a la edad de jubilación.

Ingresa a la categoría que tienen otros dos compañeros de la Conferencia Episcopal y deja encendida la luz de “vacante” en la mitad de las ocho sillas que dirigen a la Iglesia católica en Costa Rica, pues se suma la muerte de monseñor Osvaldo Brenes en febrero.

Ahora son cuatro los cupos obispales que deben ser sustituidos en la cúpula de una Iglesia que tiene casi 1,8 millones de seguidores en Costa Rica (57% de los ciudadanos), según una encuesta reciente con personas mayores de 18 años.

Por casualidades o por designios de Dios, el nuevo papa Francisco estrenará sus potestades sobre la Iglesia tica en meses próximos. Comienza su papado cuando entra en fase de restauración el techo del catolicismo en el país, religión oficial del Estado a pesar de una creciente presión en contra (la mitad de la población apoya eliminar ese privilegio).

Esta es la misma Iglesia que ha logrado estabilizar el grado de confianza que recibe de la población, luego de la fuerte caída tras los escándalos de Radio María, a principios de la década pasada.

Vittorino Girardi, miembro de la Orden de los Misioneros Combonianos, tiene la edad jubilatoria que ya alcanzaron los prelados Guillermo Loría (San Isidro de El General) y Hugo Barrantes , cuya condición de arzobispo de San José le da una notoriedad especial.

Menor era monseñor Osvaldo Brenes, pero el mes pasado el obispo murió a causa de un cáncer, lo que dejó vacante la silla de la diócesis de Ciudad Quesada.

Los que quedan. En la jerarquía católica de Costa Rica quedan cuatro obispos por debajo de la edad de retiro. Son el de Limón, José Rafael Quirós; el de Puntarenas, Óscar Fernández; el de Cartago, Francisco Ulloa, y el de Alajuela, Ángel Sancasimiro, español de la Orden de los Agustinos Recoletos.

Los obispos ticos son diocesanos; es decir, no pertenecen a ninguna orden religiosa. En el ámbito católico se entiende que los diocesanos están formados para el servicio de la Iglesia local, más cercanos para la vida comunal y no tanto para objetivos especiales, como la educación, por ejemplo.

No hay en el país obispos jesuitas ni franciscanos, órdenes que se han puesto de relieve mundial en estos días por la asunción de Jorge Bergoglio como sumo pontífice, quien llegó al punto de escoger llamarse Francisco, como el santo de Asís que representa la opción por la la sencillez y los desposeídos.

Los prelados costarricenses, además de tener en común haber sido formados en el Seminario local, comparten su origen cartaginés y la probable permanencia por varios años más en el mando.

Pero ahora se abren ventanas para el cambio en la Iglesia.

Es de esperarse. El grupo cambiará la mitad de sus integrantes, nombrados por un Papa cuyo debut ha estado marcado por abundantes señales hacia una Iglesia más aterrizada en la gente.

Francisco dice. Si Benedicto XVI fue el amo de la doctrina, Francisco parece apostar por el semblante de pastor desde el Vaticano, fuerte signo dentro de una institución universal con una estructura de mando vertical, en la que se aplica de manera especial el “predicar con el ejemplo”.

Las características del Papa abren la posibilidad de un obispo jesuita o franciscano en Costa Rica, comentó el sacerdote Rodolfo Murillo, académico del Seminario Central. Recordó la fuerte presencia de la Orden franciscana en Costa Rica desde tiempos de la Colonia. La iglesia de Orosi, primera católica en el país, la establecieron los franciscanos en 1743.

“El carácter de franciscano podría ser de peso; podría haber buenos candidatos, aunque también los hay en otras órdenes y, sobre todo, en el clero diocesano”, advirtió Murillo.

“El proceso se está realizando”, confirmó este viernes por escrito el obispo José Rafael Quirós.

Otra generación. ¿Cómo serán los nuevos obispos? Aunque parezca obvio, serán más jóvenes, pero para el sacerdote Murillo esto significa que su vida eclesial comenzó después del Concilio Vaticano II (1962-1965).

Este fue un proceso de asambleas mundiales que llamó a un diálogo y aperturas mayores de la Iglesia católica hacia otras religiones y los pobres, al punto de que de ahí surgieron impulsores de la teología de la liberación, movimiento reformista católico.

Los obispos Girardi, Barrantes y Loría se prepararon como religiosos antes de ese llamado, cuando las misas todavía se daban en latín y de espaldas a los fieles. Este no será el caso de sus sucesores, cualesquiera sean estos.

Aunque será el papa Francisco quien nombre a los obispos, es la Nunciatura (embajada del Vaticano) la encargada de presentar las recomendaciones tras un proceso de consultas dentro de la Iglesia local, pero también con sectores políticos, según el padre Murillo.

“No deja de haber cierta influencia, aunque sea indirecta (del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto)”, dijo el profesor del Seminario Central, recordando el carácter confesional del Estado costarricense.

El obispo Quirós solo explicó que la Nunciatura se basa en “una minuciosa y estricta consulta sobre las cualidades exigidas por el mismo derecho”, en alusión a las leyes canónicas.

Consultado el viceministro de Relaciones Exteriores, Carlos Roverssi, decartó cualquier injerencia. “No, nada; absolutamente nada. Con la parte civil, nada”, exclamó cuando se le preguntó si el Gobierno opina en el proceso.

El padre Glenn Gómez, director del Instituto de Pastoral Sociopolítica, subrayó que los nuevos obispos pueden traer estilos o matices variados, pero lo lógico es que sean fieles a la fe y las ideas propias de la Iglesia católica, llámense estas conservadoras o no.

Los nombramientos se deberían dar en meses próximos, aunque es incierta la fecha pues también hay decenas de vacantes en otros países más grandes.

El nuncio apostólico en Costa Rica, Pierre Nguyen Van Tot , dijo que el nuevo arzobispo de San José se podría elegir “pronto”, en este 2013. “ Para otras diócesis normalmente necesitamos un tiempito mayor”, previó.