Ideologías: ¿qué sony para qué sirven?

Todo sistemaideológico esuna prisión queproduce ceguera

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No sé si algún día será posible vivir sin ideologías, pero constato que, a través de la historia, estas propician volúmenes gigantescos de mentiras, asesinatos y genocidios. Intentar liberarse de ellas es un noble propósito y una buena acción.

Un tema complejo. Antoine Louis Claude Destutt de Tracy, en 1796, definió la “ideología” como ciencia que estudia las ideas. Desde entonces este vocablo ha conocido un atropellado itinerario, y en nuestros días a la ideología ya no se le considera una ciencia, al tiempo que se busca descubrir las relaciones entre lo ideológico, los poderes socioeconómicos y políticos, y los conocimientos derivados de las ciencias naturales y las disciplinas sociales y humanísticas. El asunto se ha vuelto más difícil de lo que se percibía, p. ej., en tiempos de la Revolución francesa. Si consideramos, además, que no existe una ideología, sino muchas, se comprende que estamos en presencia de un tema que amerita analizarse del modo más integral posible.

Ideología y conocimiento. Un punto de partida para un análisis como el indicado es diferenciar dos conceptos: sistemas ideológicos y sistemas de conocimiento. Unos y otros están mezclados, combinados en las realidades históricas, pero conviene distinguirlos para captar con claridad en qué consiste cada uno. En los siguientes siete puntos resumo mi perspectiva al respecto.

1. Los sistemas ideológicos están formados por dogmas, creencias y símbolos que contribuyen a fortalecer el control social sobre la población, propiciar un sentido de identidad grupal y de pertenencia a organizaciones e instituciones, y manipular las emociones de las personas para que estas ofrezcan su adhesión a determinadas decisiones o formas de entender la vida en sociedad.

2. Modificar un sistema ideológico es casi imposible, y, cuando ocurre, los ideólogos perciben ese hecho como algo decadente, trágico y traumático.

3. Los sistemas ideológicos no tienen como objetivo generar conocimientos ni basarse en ellos. Las ideologías existen en función del control social y del poder.

4. Contrario a los sistemas ideológicos, los sistemas de conocimiento se caracterizan por fundamentarse en investigaciones sistemáticas y progresivas sobre sus objetos de estudio, y permanecen abiertos a la pluralidad de puntos de vista. Mientras el conocimiento es un sistema de descubrimiento de la realidad que contribuye a transformar la vida social, la ideología es un sistema de fosilización de ideas, que contribuye a mantener inmutable el statu quo, aun cuando este sea injusto. Nada hay más conservador que las ideologías y nada más revolucionario que el conocimiento.

5. Los sistemas de conocimiento hacen descubrimientos susceptibles de revisión, actualización y modificación según sea la evolución de los saberes y las transformaciones de la realidad. Si un sistema de conocimiento sufre cambios, es motivo de alegría porque implica innovar y profundizar el saber.

6. Las mentalidades ideológicas, subyacentes a los sistemas ideológicos, persiguen la siguiente utopía: “que todos los seres humanos sientan y piensen igual”. Las mentalidades no ideológicas, raíz de los sistemas de conocimiento, se rigen por el ideal de buscar lo verdadero a través del estudio y la investigación, a sabiendas de que esta es una búsqueda incierta, susceptible de error y necesitada de constante revisión. Agustín de Hipona formuló el postulado que inspira a las mentalidades no ideológicas: “Busquemos como buscan los que aún no han encontrado, y encontremos como encuentran los que aún han de buscar, porque, cuando el hombre ha terminado algo, no ha hecho sino comenzar”; en otras palabras, cuando se trata de conocimientos, el horizonte es infinito; cuando se habla de ideologías, el horizonte termina con los dogmas que las forman.

7. Las expresiones paradigmáticas de los sistemas de conocimiento son las ciencias naturales (Astronomía, Cosmología, Biología, Química, Física, Geología), las disciplinas sociales y humanísticas (Antropología, Politología, Sociología, Economía, Historia, Administración, Psicología, Filosofía) y las ciencias formales (Lógica Formal, Lógica Simbólica, Matemática). La generalización de los conocimientos contenidos en estas disciplinas es uno de los desafíos del humanismo contemporáneo.

Conforme a lo escrito, el que algunos prioricen las ideologías en el análisis de las realidades socioeconómicas, dejando en un segundo o tercer lugar la necesidad de elevar el número y calidad de los conocimientos, constituye un primitivismo intelectual y político. Este problema se agrava al pretender calificar a las personas no por sus grados de conocimiento y experiencia, sino por sus preferencias ideológicas. Semejante estrategia revela, además de pobreza intelectual, una grosera práctica de manipulación emocional.

Los conocimientos se duplican en períodos de tiempo cada vez más cortos. En contradicción con las abundantes capillas ideológicas que nos rodean, es notorio que los conocimientos se multiplican y profundizan de manera permanente. “Según cifras de J. Appleberry –citado por José Joaquín Brunner–, el conocimiento de base disciplinaria y registrado internacionalmente demoró 1750 años en duplicarse por primera vez'; luego, duplicó su volumen cada 150 y después cada 50. Ahora lo hace cada 5 años y se estima que para el año 2020 se duplicará cada 73 días”. Cuando las organizaciones e instituciones permanecen distantes del crecimiento y expansión de los conocimientos, se comportan como pesadísimos y lentísimos dinosaurios que deambulan entre fósiles.

¿Qué hacer? Emanciparse de las ideologías es un ideal formulado por personas de distintas orientaciones intelectuales; baste recordar que Augusto Comte lo insinúa en su Curso de Filosofía Positiva , Karl Marx sostiene que eso fue lo que él hizo en la primavera de 1845, Nietzsche lo sugiere en Así hablaba Zarathustra , y Benedicto XVI planteó, hace pocos años, la urgencia de “liberarse de las ideologías'” ¿Qué hacer para que este objetivo sea realizable?:

1. Generalizar la enseñanza de las ciencias y las humanidades en todos los niveles de los sistemas formales e informales de educación, y en todos los ámbitos temáticos, sin exclusión.

2. Generalizar la educación en lógica formal, lógica dialéctica y lógica matemática.

3. Invertir más recursos económicos en desarrollo científico, tecnológico e investigación, y en la formación de recursos humanos altamente calificados para la sociedad del conocimiento.

4. Cultivar, desde la infancia, una mentalidad capaz de autocorrección, corrección y evolución cuando la evidencia del conocimiento y de la experiencia así lo exijan.

5. Enfatizar la importancia de que los contenidos de las ideas sean verificables y verificados, o al menos se sustenten en razonamientos plausibles.

6. Consolidar la convicción de que nadie posee la verdad absoluta sobre nada, y que la verdad no es propiedad exclusiva de ningún grupo o persona, sino un descubrimiento que se realiza e interioriza por el estudio y la investigación.

7. Reconocer que los conocimientos ilustrados –derivados de la educación basada en teorías, libros, discursos – son una mínima fracción del total de conocimientos socialmente disponibles.

En definitiva, todo sistema ideológico es una prisión mental que produce ceguera. Comienza y termina en dogmas. Todo sistema de conocimiento, como expresión del deseo de conocer, no tiene otro límite más que la realidad.