‘Hoy, la vida acá es un paraíso; antes sí era difícil’

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Atravesar el río Victoria para transportar la mercancía, acudir al médico o hacer los mandados habituales es la principal dificultad para los habitantes de Zapotal. Sin embargo, no es la única.

El camino pedregoso hasta San Ramón, lleno de pendientes, curvas y apenas asfaltado hace un año en dos o tres tramos de pocos metros, tampoco ayuda.

Los vecinos coinciden en señalar que San Antonio cambió por completo en los últimos años.

“La vida es fácil ahora”, dijo Raquel Barrantes, una de las primeras vecinas del poblado.

Enredada entre las tareas de su pequeña finca y los fogones de la cocina de leña, Barrantes echa la vista atrás: “Tengo 52 años de vivir acá. La vida era muy difícil. No había luz, no había teléfono, no había médico, no había nada...”, recuerda esta mujer de 70 años, quien crió sola a sus nueve hijos, pese a las duras condiciones del entorno.

El pueblo recibió electricidad por primera vez hace apenas 21 años, en 1990, tal y como refleja una placa conmemorativa en su salón comunal.

Cuenta con un Equipo Básico de Atención Integral en Salud (Ebais) que da servicio cada 20 o 30 días, dos pulperías, dos cantinas y una plaza de futbol con camerinos. El puente, dicen los vecinos, es lo único que necesitan.