Hechizos cercanos

Rima de Vallbona

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Con la meticulosidad y la amenidad que la caracterizan, Rima de Vallbona nos ofrece ahora el libro De presagios y señales: Relatos del pasado azteca , publicado por la Editorial Costa Rica.

Es difícil encontrar un panorama más amplio de los indígenas que poblaron el México actual y parte de Centroamérica. Sus relatos son tan vívidos que parecen salirse del papel y presentar ante nuestros ojos, la vida, los sentimientos, los amores y las angustias de los habitantes de esa zona, rica en vegetación, en minerales y en habitantes, que supieron hacer –con la piedra bruta y con la cerámica, el oro, la plata, las piedras preciosas y semipreciosas– las imágenes de sus dioses; y, con las plumas de aves multicolores y las pieles de animales exóticos, vestimentas y penachos para reyes y trajes para las doncellas que alegrarían con sus danzas y cantos las ocasiones en que se tributaba honor a los dioses o en loor a los guerreros victoriosos.

Las costumbres que hoy parecen salvajes eran entonces aceptadas naturalmente en un ambiente en que la crueldad y la rudeza prevalecían como formas de mantener el poder y el respeto de los súbditos y ante las tribus ajenas.

La pompa en las festividades se veía engalanada con las vestimentas propias de cada región y con el uso de colores brillantes, plumas, pieles y joyas.

Los bailes y la música, unidos a los festejos gastronómicos –en los que los licores y las carnes de diversos animales que, junto con las verduras y frutas multicolores, engalanaban las mesas–, fueron festines habituales ante la presencia de visitantes de otras zonas y también cuando los indígenas trataban de contemporizar con los españoles en sus ocasionales encuentros.

Difícil amalgama de costumbres, de creencias, de esperanzas y de imaginar que la convivencia lograría cambiar las prácticas de cientos de años.

Fueron entonces la fuerza, las corazas, las armas desconocidas y los caballos los que impusieron el respeto de los nativos ante la invasión anunciada por los presagios y que se hizo realidad en una época aciaga para los indígenas.

El uso de las plantas tropicales para fabricar licor, hechizos y venenos, la utilización de animales desconocidos para los españoles en la alimentación –pero también para proveer pócimas mortales–, todo ello contribuía para crear un halo de misterio alrededor de los indígenas con su sabiduría milenaria.

Todo esto nos revela Rima de Vallbona en su libro De presagios y señales: Relatos del pasado azteca , que abrirá un nuevo panorama en la historia de nuestra América.