Grabados en la nostalgia

Añorar la imagen La IV Exhibición Anual de la Estampa Artística ofrece 41 obras inéditas en el Instituto de México

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“Uno evoca dulzuras / cielos atormentados / tormentas celestiales / escándalos sin ruido” es el inicio del afamado poema Nostalgia de Mario Benedetti. El sentimiento descrito por el poeta uruguayo se estampa hoy en los trabajos de 38 artistas que tornan madera, piedra, metal y tintas en la “tristeza melancólica” –sentencia el DRAE – que se origina por recuerdos y anhelos y se traduce en 41 piezas inéditas.

En el Instituto de México, la IV Exhibición Anual de la Estampa Artística Nacional promueve tanto los aspectos tradicionales del arte del grabado como su continua innovación estética y técnica. La actividad se abre como un espacio de diálogo horizontal, sin nombrar mejores piezas ni premios.

Todos trazan. Un grupo variopinto de artistas expone sus interpretaciones de la nostalgia: maestros, profesores jóvenes y alumnos principiantes y avanzados de instituciones como la Universidad de Costa Rica, la Universidad Nacional y la Escuela Casa del Artista.

La habilidad y la experiencia de maestros como Alberto Murillo, Rudy Espinoza, Luis Paulino Delgado y Grace Herrera se brindan en trabajos maduros y trazos firmes.

Otros artistas, de trayectoria más reciente, comparten el escenario: Yula Cambronero, Ólger Arias, Raquel Valverde, Rebeca Alpízar, Eric Hidalgo y Priscilla Cubero, entre muchos más. También exponen piezas estudiantes y egresados, como Adrián Flores, Eduardo Vargas, Carolina Rodríguez, José Pablo Ureña, Nien Mei Lee y Paola Gómez, entre otros.

La muestra se dedica a Floria Castrillo, participante que falleció en los primeros días de diciembre último: “Nos afectó mucho la partida de Floria, y nos dejó irónicamente un padecimiento de nostalgia y luto”, confiesa Yula Cambronero, organizadora de la muestra y profesora de la Escuela de Artes Plásticas de la UCR.

Las tres exposiciones anteriores se titularon Autorretratos , Las pandemias y El origen de la muerte. En esta ocasión, Alberto Murillo propuso el tema: Nostalgia, inspirado en el concepto de la saudade (vocablo portugués que alude a la melancolía).

El concepto de nostalgia es muy amplio; por tanto, los artistas participan con total libertad.

“La nostalgia nos lleva a añorar aquellas cosas o momentos perdidos, y por esto nos sedujo. Para realizar una obra debemos buscar motivos significativos, de manera que logremos alcanzar la sensibilidad poética al combinar el proceso racional de definición del tema con el sentimiento profundo”, explica el maestro Alberto Murillo.

De la gubia a la impresión digital. En la muestra hallamos piezas ancladas en la tradición del aguafuerte, la litografía, la serigrafía y la xilografía; pero aquí vemos también transferencias, monotipias y estampas digitales.

Además, se incentiva la experimentación y se suman técnicas mixtas que conciertan las disciplinas antes mencionadas y los monograbados. Estos unen la técnica de grabado a la aplicación directa del dibujo y el color, para acercar la estampa tradicional a la expresión pictórica.

La compleja tarea de curar la muestra le correspondió al historiador del arte Carlos Guillermo Montero Picado, quien definió el guion. El profesor Montero estableció piezas clave y contrastes para que el espectador efectúe un recorrido ágil, y para que le sea fácil discernir las propuestas individuales dentro del conjunto.

Cambronero detalla que 50 expositores se presentaron a la convocatoria y que Montero eligió entre más de 75 obras.

Distintas interpretaciones. Uno de los artistas que incursionó en la experimentación con técnicas mixtas es Ólger Arias: su díptico de pequeño formato Mi vida y lo que recuerdo de ella combina serigrafía, transferencia y collage , y evoca escenas de su infancia mediante el autorretrato.

Alberto Murillo también opta por su propia imagen para expresar lo que la palabra nostalgia le sugiere. Presenta una xilografía hecha con matriz múltiple que recorre el pasado, el presente y el futuro, y se retrata en los años 1977 y 2011 mientras titula la obra Aunque lo mejor está por venir.

Laura Chévez estudia la especialidad de pintura en la UCR y esto la ayuda a combinarla con el grabado y manejar sus trazos libremente en la llamativa creación Primer día , tallada en madera.

Gene Flores, de origen mexicano, agrega novedad a la muestra con su simpático grabado en metal Stereotype pues combina la técnica del aguafuerte con una coloración manual posterior.

Adrián Flores Sancho es un incipiente grabador con un estilo propio y bien definido: “Adrián se caracteriza por una particular estilización de la imagen y por elementos de simbolismo fuerte y claro. Adrián tiene formación en filosofía, y, por esto, su mundo está bien alimentado de contenidos”, relata Yula Cambronero.

Por su parte, Cambronero presenta la xilografía Sin título , en la cual plasma la nostalgia como un sinónimo de “mirar al pasado, donde el tiempo está muy involucrado” –nos explica–. La figura que protagoniza su obra remite a un grabado que hizo cuando era estudiante y es su manera de recordar aquellos días.

También hay quienes encontraron una remembranza en el paisaje: Viviana Hernández utiliza este recurso en su obra Es tan solo un recuerdo , en la cual aplica la técnica japonesa de la xilografía a la acuarela logrando un manejo del color inigualable gracias a las transparencias.

Carolina Rodríguez también aprovechó un panorama para sugerir nostalgia. Recuerdos de la pradera es una serigrafía con impresiones múltiples en la que logra un dominio técnico que le da dimensión y textura.

Grace Herrera Amighetti presenta un hermoso paisaje de añoranza y evocación del sueño, donde el manejo del color desempeña un papel crucial, y lo titula precisamente Nostalgia .

El maestro Luis Paulino Delgado se destaca también con una xilografía que refleja su madurez de artista: Sri 1972 . La taciturna mujer que se representa denota rasgos en el carácter de la talla que siguen la tipología de la madera, trazos que se logran únicamente tras décadas de experiencia.

Los personajes melancólicos representan casi un arquetipo de la nostalgia: son un vehículo de emociones ligadas al anhelo, con sus poses encorvadas. Algunos podrían interpretarse como alegorías de la nostalgia: tal es el caso de la sorprendente calcografía de Priscilla Romero Sin título , cuyo manejo de los claroscuros y de la figuración es más que envidiable.

Con tales muestras anuales, el Instituto de México y la UCR han exhibido ya unas 300 obras inéditas, casi todas creadas para satisfacer los temas propuestos.

Ello significa una actividad poco frecuente en la gráfica costarricense: la participación voluntaria de los artistas no está teñida por la premiación. Aquí, los grandes premios son el diálogo y la creación de nuevas obras para enriquecer el acervo cultural de nuestro país.

Al inaugurarse La nostalgia –la cuarta exhibición anual–, se ha definido el tema para la quinta muestra, del próximo diciembre: El carnaval. La presente muestra se mantendrá en el Instituto de México (Los Yoses, 200 metros al sur de la agencia Subarú, San José) durante el mes de enero y se ofrece de lunes a viernes de 8 a. m. a 5 p. m.