Gobierno descarta pedir ayuda militar contra ocupación nica

Presidenta y Canciller confirmaron apuesta por el camino jurídico y diplomático

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Costa Rica mantendrá en las instancias diplomáticas y jurídicas la lucha contra Nicaragua para intentar frenar los daños ambientales y la ocupación militar en isla Calero. Las balas están descartadas.

Tanto el canciller, René Castro, como la presidenta, Laura Chinchilla, presentaron como desechada la posibilidad de pedir ayuda a tropas militares extranjeras para responder a la incursión que Nicaragua mantiene desde hace un mes, a falta de un Ejército propio.

“Costa Rica ha decidido aplicar el Derecho Internacional; los instrumentos pacíficos son la única vía que va a usar. No va a usar otros instrumentos”, declaró el Canciller minutos después de informar sobre la demanda interpuesta contra Nicaragua en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), con sede en La Haya, Holanda.

El domingo, en una cadena de radio y televisión, Laura Chinchilla redondeó el mensaje: “Exigimos respeto y lo vamos a seguir haciendo de la única manera que queremos: pacíficamente y defendiendo nuestro derecho a vivir en paz”.

Las autoridades costarricenses depositan así su confianza en La Haya y la posibilidad de que dicte medidas cautelares pronto, así como en la cita de cancilleres del continente convocada por la Organización de Estados Americanos (OEA) para el martes 7 de diciembre.

Costa Rica deja de lado entonces la opción de invocar el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), un convenio suscrito por países americanos en el marco de la OEA para la defensa mutua en caso de que un país pida ayuda ante un ataque armado.

Chinchilla ha insistido en que Costa Rica está invadida por las tropas de Nicaragua, presentes en la isla Calero, al noreste del país.

Además de requerir un permiso previo de los diputados costarricenses (por tratarse del ingreso de fuerzas militares extranjeras), el TIAR requeriría una negociación política adicional y no todos los países miembros estarían anuentes a aplicarlo, como reconocen varias fuentes diplomáticas.

Así se desvanece la opción por la cual clamó el Movimiento Libertario y que, hasta hace dos semanas, la Presidenta veía posible. “Ya lo hemos usado en el pasado, pero esperamos no llegar a esos extremos”, dijo el 10 de noviembre.

Tampoco “cascos azules”. También está fuera de vista la posibilidad de solicitar la presencia de las Fuerzas de Paz de las Naciones Unidas, conocidas como “cascos azules”, como clama un sector de la opinión pública.

El envío de esas tropas, formadas con militares de varios países, es posible solo si lo aprueba el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, foro al que el país no pretende acudir en el futuro inmediato.

Hay, sin embargo, una explicación más contundente: no se conoce ningún caso de envío de los “cascos azules” a una región donde no hay un conflicto armado.

“Siempre que se aprueba su despliegue es sobre la base de conflictos armados en marcha. No existe un precedente como este”, recordó Fernando Berrocal, quien representó al país ante Naciones Unidas durante el primer período en el cual Costa Rica ocupó una de las 15 sillas del Consejo de Seguridad.

El Gobierno, de todas formas, quiere apegarse al principio de pacifismo tradicional en Costa Rica, opinó Berrocal.

“Estamos todos conscientes de que sería un error grande transformar la zona de frontera en una zona de conflicto armado”.