Filme poético se muestra tal cual

La Sala Garbo se llena de aromas líricos y sentimentales con un filme japonés que, a la vez, es dramático y humoroso; se titula Violines en el cielo, donde la vida y la muerte se humanizan

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

La Sala Garbo estrena hoy una película cuyas imágenes y su propio relato se convierten en poema cinematográfico. Tal la limpieza y belleza esgrimidas ante uno en la pantalla grande. Se trata del filme japonés que aquí se estrena con el nombre de Violines en el cielo (2008), cinta ganadora en el 2009 del Óscar a mejor película extranjera.

La dirección es de Yôjirô Takita y el elenco, formidable en sus actuaciones, lo integran Masahiro Motoki, Tsutomu Yamazaki, Ryoko Hirosue, Kazuko Yoshiyuki, Kimiko Yo y Takashi Sasano.

En esta historia hay mucha música de por medio. Música para chelo. La banda sonora se llena de sonidos para instrumentos de cuerda. Se narra la historia de Daigo Kobayashi. Daigo es un joven chelista quien toca en una orquesta sinfónica japonesa. El día del gran concierto con la Novena de Beethoven será el último, porque la orquesta será cerrada. Daigo se convierte en un violonchelista que se ha quedado sin trabajo.

Él entra en crisis económica. No tiene cómo mantener su matrimonio, por lo que se ve obligado a vender su fino y amado instrumento. Lo peor le espera; por eso, cuando se queda sin dinero, decide regresar con su joven esposa, Mika, a la casa de su madre fallecida.

Una vez en su pueblo natal, Daigo, en su afán por conseguir trabajo, contesta a un anuncio publicado en la prensa loca. En dicho anuncio se busca a gente para trabajar en “Despedidas”. ¿Qué es? Él piensa que se trata de una agencia de viajes. Pero nada de eso. Es algo así como una empresa que se ocupa, a solicitud de las funerarias, de preparar a los muertos para su última despedida.

Maquillar difuntos. ¿De dónde viene la costumbre que le dará trabajo a Daigo? Se trata de una herencia ancestral del shintoísmo, por lo que en muchos sectores del pueblo japonés se practica aún. Es el nokan.

Se trata de un arte funerario tradicional que consiste en limpiar y maquillar a los difuntos con el respeto del ritual nipón, solo que esto se hace frente a los propios familiares del difunto, quienes, en este momento, mantienen una actitud profundamente ceremoniosa.

Por aquí gira la historia de Violines en el cielo. No solo es la trama alrededor de dicho rito antropológico, sino también están presentes las emociones que se generan. La película resulta emotiva, con alto contenido humano y seduce, así, al espectador.

Con sentido poético.Violines en el cielo (Ukuribito/The Departures) trata una historia que se apoya sobre esta temática, y la crítica coincide en decir que lo hace de manera magistral. Lo que está en juego en el drama y en las imágenes, con rasgos poéticos, es la aceptación de la muerte, expresada con el amor y el rigor propios de los orientales, para que en la supuesta vida del más allá se prosiga con los valores culturales y con la belleza de la vida terrenal.

No hay duda, por lo menos para los críticos que dejan registro escrito de sus opiniones, de que este largometraje (130 minutos) es un drama fílmico que merece elogios por la forma en que muestra las emociones humanas ante lo irremediable, por su banda sonora (predomina la música clásica para cuerdas), su simbolismo extraordinario (paradójicamente, con la muerte como reconciliadora de conflictos emocionales), el baño purificador, las piedrecillas de ríos impregnadas de mensajes que se intercambian y el vuelo de aves que se desplazan como los recuerdos.