Fausto dice...

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“Con ardiente afán, ¡ay!, estudié a fondo filosofía, jurisprudencia, medicina y también, para mi mal, la teología; y heme aquí ahora, pobre loco, tan sabio como antes. Me titulan ‘profesor’ y hasta ‘doctor’, y veo que no podemos saber nada. Esto llega casi a consumirme el corazón”. Así se queja Goethe en boca de Fausto, el anciano sabio que reconoce que sabe apenas como antes, pero quien siente una abrumadora nostalgia por los “años perdidos” de su juventud.

Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832) fue también una suerte de Fausto. Poeta, novelista, dramaturgo y científico alemán, fue heredero de la Ilustración del siglo XVIII, amigo de Schiller, frecuentado por Heine, Hölderlin, Schelling, Schlegel, Hegel' En literatura, ayudó a “fundar” el Romanticismo, y su Fausto ha sido denominado “la segunda Biblia de los alemanes” por muchos autores. Sus teorías sobre la naturaleza de los animales influyeron en el mismo Charles Darwin. Hoy, el apellido del germano da nombre al Goethe-Institut, organismo encargado de difundir la cultura alemana.

Goethe trabajó la novela, la poesía lírica y varios polémicos ensayos científicos; pero, siendo esta una columna sobre artes escénicas, hablaremos de su teatro. En 1767, El capricho del enamorado fue su primera comedia en verso de un acto; un año más tarde escribió Los cómplices (tragedia en verso). Luego siguieron los dramas Götz von Berlichingen (1773), Clavijo (1774), Stella (1775), Ifigenia en Táuride (1787, drama en prosa del que había hecho anteriormente una versión en verso yámbico); Egmont (1788); La selva negra (1789), Torquato Tasso (1790) y la primera parte de su Fausto (1807). En Ifigenia, Goethe quiere reproducir la simplicidad del teatro griego, aunque, más que una tragedia, logra un admirable poema. Más romántica y casi sin acción es Torquato Tasso, mientras que Egmont es un drama histórico al estilo shakesperiano, con efectos de multitudes y fiestas populares.

Su opus magnum , Fausto , es una obra trágica dialogada. Se la presenta con una estructura teatral (preludio en el teatro, escenas), pero se coincide en que es una obra para ser leída más que para ser representada. Fausto es ese hombre a quien la sed de conocimiento le ha cobrado la vida y que reconoce (como Sócrates) que no sabe nada.

Esteban Córdoba Arroyo

esteban.cordoba83@gmail.com