Evadir el riesgo

Si usted come con frecuencia pescado, aceite de oliva y frutos secos se está protegiendo contra las enfermedades del corazón

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Comer pescado azul (como el atún o la macarela), cocinar con aceite de oliva y comer frutos secos reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasulares.

Lo anterior se debe al aporte que tienen estos alimentos de Acidos Grasos Poliinsaturados (PUFA). Los PUFA, que son constituyentes naturales de las grasas animales y vegetales, no pueden ser sintetizados por el organismo humano, aunque son necesarios para las células y el desarrollo del cerebro, según los expertos.

En la alimentación diaria debería tomarse alrededor de 1,25 gramos al día de PUFA, frente a los 0,15 que se consumen en la actualidad en los países desarrollados, porque su carencia parece estar relacionada con una alteración del funcionamiento celular.

Seguir a los esquimales

La importancia de estos ácidos grasos se descubrió al hacerse un estudio epidemiológico entre los esquimales que vivían en Groenlandia, en el que se detectó que la incidencia de muerte por enfermedad cardiovascular era ocho veces menor que la que se apreciaba en otros esquimales que vivían en Dinamarca, a pesar de tener una dieta muy rica en grasas.

Al tratar de averiguar la causa de esta diferencia entre una población que genéticamente era del mismo grupo, se descubrió que en la sangre de los esquimales de Groenlandia había unos niveles altos de PUFA del tipo Omega-3, debido al alto consumo de pescados y aceite de ballena y focas, mientras que los de Dinamarca tenían una dieta distinta, rica en grasas saturadas.

Menos males

Para los científicos, la presencia de estos PUFA en la dieta parece fomentar la formación de procesos antitrombóticos en el organismo, aunque sigue estudiándose si este mecanismo es el responsable directo de las observaciones realizadas en esquimales.

Lo que sí parece estar confirmado es que el desarrollo de arritmias cardíacas es menos común entre pacientes con altos niveles de estos ácidos grasos esenciales.

Otros estudios también han confirmado que los PUFA son parte esencial en la maduración del cerebro, tanto durante la gestación como en los primeros meses de la vida, y por ello desde hace algunos años la leche artificial para bebés esta enriquecida con ácidos grasos esenciales.

Está demostrado que aunque el cuerpo humano no puede sintetizarlos, las mujeres embarazadas lo hacen utilizando como precursores los ácidos grasos linoleico y linolénico, que sí deben estar presentes en la dieta de la madre, y que abundan también en el pescado azul y en aceites vegetales y de semillas.

Los niños prematuros son particularmente vulnerables a las deficiencias, en parte debido a la ausencia de grasas en el nacimiento, por lo que en estos casos se recomienda su aporte. Sin embargo, está demostrado que la leche materna es la mejor fuente de ácidos grasos esenciales para el niño, ya que proporciona entre un 50 y un 60 por ciento de su energía en forma de grasa, de la cual un 5 por ciento corresponde a estos PUFA.