Especial: Esclavos por mandato divino

El escalofriante documental ‘Me escapé de una secta’ (NatGeo) penetra en un submundo desconocido...

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En el nombre de Dios, muchas atrocidades se han cometido. Brent Jeffs, es testigo de eso. Este hombre nació en un grupo separatista mormón polígono denominado la Iglesia Fundamentalista de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, donde resultaba normal tener tres madres y veinte hermanos.

Se trata de una de las sectas más grandes de Estados Unidos, gobernada en su momento por el tío de Brent, Warren Jeffs, quien en la actualidad purga cadena perpetua por diversos delitos, entre ellos bigamia y violación en público a niñas de entre 12 y 16 años.

Su propio sobrino –hoy un adulto que intenta borrar de su mente aquella infancia regida por el miedo– rompió el silencio y en el documental Me escapé de una secta , detalla las atrocidades a las que se enfrentó, como el hecho de haber sido violentado sexualmente a la edad de cinco años por el profeta del grupo.

Él creció en uno de los ostentosos ranchos de la secta, muy similar al que funcionaba en la comunidad El Dorado , en Texas, donde las autoridades irrumpieron en el 2008, levantaron cargos contra 12 miembros del culto y tomaron bajo en custodia a 400 menores, muchos de ellos abusados, informó en su momento el diario español El Mundo .

Esta pieza audiovisual, de una hora de duración, es un viaje al oscuro mundo del control, el engaño y la intimidación que subsiste dentro de ciertos cultos religiosos, explica NatGeo en su página oficial. Entre los desgarradores testimonios resalta también el caso de Maura Schimierer y su hija Rebekah, quienes revelan su difícil estancia dentro del Aggressive Christianity Mission Training Corps, en el cual, según afirman, los líderes Lila y Jim Green controlan a sus seguidores con mano de hierro.

Ambas mujeres cuentan cómo los miembros de este “Ejército de Dios” son obligados a golpear a sus hijos regularmente, hablar en lenguas y obedecer ciegamente la autoridad del culto.

En 1982, esta exhippie –en compañía de su esposo e hija de 12 años– abandonó Sacramento, Estados Unidos para unirse a esa comunidad religiosa y mejorar su existencia. Jamás imaginó que a partir de ese momento comenzaría a vivir su peor pesadilla.

Logró abandonar la secta en 1987 y más tarde ganó una demanda por $1 millón contra los líderes del grupo. Sin embargo, ella sostiene que nada compensa el sufrimiento de aquellos años cuando, literalmente, conoció el infierno. 1