‘Es la medicina que había que tomar para hacer ese cambio’

Franklin Chang Díaz Físico, astronauta y empresario costarricense

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¿Cuál es la situación actual del programa espacial estadounidense?

Hubo cambios drásticos en el presupuesto que el presidente Obama mandó al Congreso y una directriz muy clara al administrador de la NASA de que quiere cambiar la arquitectura del programa espacial tripulado y darle un enfoque más fuerte en el área de avance tecnológico. El otro punto es un acercamiento más fuerte al sector privado. El giro de la NASA cancela el programa Constellation...

Sí, ese programa incluía el desarrollo de lanzaderas químicas. Esas estructuras, en mi parecer, eran una repetición del proyecto Apolo. El destino estaba muy claro: ir a la Luna. Lo que no estaba claro era qué iba a pasar después. En las mentes de muchos en la NASA, se suponía que la Luna iba a ser un paso intermedio y que luego íbamos a ir a Marte; pero tal vez no se apreciaba la dificultad que iba a existir al dar ese paso. ¿No era pegar un simple salto?

Ese salto es un brinco extraordinariamente difícil, y la infraestructura de Apolo no iba a ser capaz de realizar ese salto. Yo creo que era muy claro que, una vez que llegáramos a la Luna en el año 2020, íbamos a encontrarnos con que estábamos en el mismo problema. ¿Era volver a 1969?

Creo que muchas personas reconocían esto, pero no hubo una voluntad colectiva de los centros de la NASA y la dirección de la NASA de afrontar esa realidad. Esa realidad fue afrontada por el presidente Obama, yo creo que de una forma muy valiente porque esto iba a causar disturbios laborales en los centros de la NASA. ¿Mucha gente ha perdido su trabajo?

No lo han perdido todavía. Estamos hablando de un presupuesto que se iniciará en octubre del 2010.

“Pero, bueno, esa es la medicina que había que tomar, es necesaria para hacer ese cambio. El dinero ha subido, el dinero no es un problema, el problema es la distribución del dinero”.

“El antiguo presupuesto era demasiado débil en investigación científica. Era un presupuesto operacional para construir un montón de cohetes que ya no implicaban un invento nuevo, era simplemente para que el gobierno financiara una operación, no un desarrollo tecnológico”. ¿Y ahora?

La situación ahora es diferente. El dinero será dirigido más efectivamente a desarrollos tecnológicos y se permitirá entonces al sector privado desempeñar un papel primordial en las cosas que ya sabemos hacer: cómo lanzar cohetes a la órbita terrestre baja, cómo operar en la Estación Espacial Internacional, y dejar que la NASA se preocupe de las cosas que no sabemos hacer todavía. Su laboratorio fue el primero de la NASA en privatizarse. ¿Tuvo eso un impacto en el nuevo rumbo que traza esta agencia?

No quisiera decir eso. Pudo haber sido una especie de catalizador para crear ese ambiente de posibilidad de que compañías pequeñas pueden entrar en este juego.

“Era importante que la NASA se diera cuenta de que había un ingrediente que no estaba siendo tomado en cuenta: el aporte financiero del sector privado para apalancar los fondos de la NASA. Con este giro, ¿qué pasará con Ad Astra Rocket y el VASIMR?

Nuestro proyecto, que era un proyecto de punta en el área tecnológica y que había estado en la NASA, se salvó de la extinción por la privatización.

“En los cinco años que hemos estado operando, hemos avanzado tremendamente en la tecnología que estamos desarrollando, hemos madurado extraordinariamente, hemos logrado los hitos que habíamos dicho que íbamos a lograr, y ahora, con este cambio de viento, estamos en una posición extraordinariamente ventajosa”.