En misa se avisó la prohibición de quemas

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Fabiola Alfaro es vecina de San Isidro de Grecia, y vive con su familia en una casa que colinda con un cultivo de caña.

Ella asegura que cada año sufren las consecuencias de la quema agrícola, el último susto ocurrió hace mes y medio.

“Si no hubiera sido por mi hermano, calculo que ya estaríamos muertos. La casa estaba inundada de humo, no podía ver a mi marido en la habitación”, apunta esta vecina.

Según dice, ese día agradeció que hiciera mucho viento, pues ayudó a que el humo se dispersara rápidamente.

“Tuvimos que volver a lavar toda la ropa por el fuerte olor a humo y la ceniza se podía juntar un puño en el piso de la casa”, relató.

Alfaro tiene un bebé de ocho meses con el que acudió días antes al hospital por problemas respiratorios.

“Creo que no hay día en el que no se produzca una quema”, dijo.

La mujer recordó que tiempo atrás, cuando estaba embarazada de su hija mayor, la tuvieron que sacar de la casa porque le daban muchas crisis de asma.

El problema es que las quemas ocurren pese a que hasta en misa, a través de la lectura de cartas, se les ha avisado a los vecinos de la prohibición de las quemas sin permiso.

Los afectados no descartan que son los mismos cortadores los que prenden el fuego para facilitar la corta del cañal. Otra posibilidad es que los autores sean vándalos que se encuentran de paso por la zona sin ningún interés particular.

No obstante, ni ella ni otros afectados denuncian a título personal porque no saben a quien culpar.

Su familia tampoco conoce el servicio del MAG, un número de teléfono para registrar las denuncias y activar un proceso de detección y estudio de la quema ilegal.

Sin embargo, otro vecino de la zona, Rulberth Hidalgo, relató que él si llamó en dos ocasiones para reportar diferentes quemas.

“Cuando uno llama, le dicen que no tienen personal, que ya irán a inspeccionar”, se quejó.