En busca de un escudo contra la radiación

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

El reciente accidente nuclear en Fukushima, Japón, ha traído a colación, nuevamente, un vacío de la medicina: ¿cómo proteger el cuerpo de los efectos de una gran exposición radiactiva?

La radiación es una forma de energía que está presente en todo nuestro alrededor. Todos los días estamos expuestos a pequeñas cantidades de radiación, desde la que proviene del Sol hasta la que liberan equipos electrónicos, como hornos de microondas y televisores. La exposición es tan pequeña que resulta inofensiva.

Sin embargo, la exposición a grandes cantidades (como cuando explota un arma nuclear o sucede un gran accidente en una planta como la de Fukushima), las consecuencias pueden ser graves. Entre ellas, el desarrollo de cáncer; incluso, la muerte a los pocos días o meses de sufrir la exposición.

¿Cómo proteger las células del cuerpo para evitar el daño que les produce esta energía?

Un equipo de investigadores de la Universidad de Pittsburg cree que la respuesta está en la misma naturaleza: en los antioxidantes de los alimentos, unas sustancias capaces de neutralizar el efecto de la radiación. Confiados en su hipótesis, el grupo liderado por Michael Epperly decidió estudiar el efecto contra la radiación del poderoso antioxidante que se encuentra en el vino y el chocolate: el resveratrol.

En el laboratorio, hicieron su primera prueba con cultivos de células depositados en tubos de ensayo. Probaron el efecto protector tanto del resveratrol como de una molécula hermana: el acetyl resveratrol.

En la primera prueba, ambas sustancias mostraron capacidad de disminuir el daño de la radiación sobre los cultivos de células.

Superada esta prueba, los investigadores pasaron a ver el efecto protector de ambos antioxidantes en un modelo vivo: usaron ratones de laboratorio.

Al hacer el experimento con los roedores, los científicos se dieron cuenta de que el resveratrol no funcionaba, pero el acetyl resveratrol sí, según reportan en la revista Medical Chemical Letters .

El siguiente paso en esta tarea científica será ensayar los estudios en humanos para ver si el acetyl resveratrol logra protegernos contra los efectos de la radiación.

De ser así, no solo se lograría desarrollar un mecanismo de protección contra los efectos de grandes accidentes nucleares, sino que también ayudaría a minimizar los daños en los tejidos sanos de las personas sometidas a tratamientos de radioterapia contra tumores malignos.