Hace poco menos de un año, la confusión invadió a los compradores de bienes por Internet.
Al acercarse el “viernes negro” en noviembre del 2011, el Ministerio de Hacienda anunció que todas las compras hechas por esa vía y provenientes del exterior, debían pagar aranceles.
Con base en las disposiciones vigentes, se acostumbraba exonerar un artículo al semestre, valorado en $500 o menos, pero la entidad aclaró que este beneficio no se aplicaba al comercio en línea.
Ocho meses después de ese episodio, las empresas de casilleros reconocen que aunque al inicio la medida alejó a compradores, de nuevo se retomó el crecimiento.
La obligación de pagar impuestos no era nueva, asegura Jeffrey Duchesneau, director Regional de Aerocasillas.
La novedad se dio en la interpretación de Hacienda al indicar que solo podrían exonerarse paquetes enviados por una persona física (un familiar o un amigo).
Esto provocó un resfrío en los usuarios de casilleros, explica Olivier Blanco, dueño de WebShop, una empresa pequeña que inició operaciones en octubre del 2011.
Parecía difícil superar un golpe así apenas abierto el negocio. Pero seis meses después, Blanco reconoce que la industria repunta.
Retomar la senda. Varias empresas de casilleros confirmaron a La Nación que las compras están volviendo a niveles normales.
Las más grandes, como Aerocasillas y Jetbox, esperan lograr crecimientos anuales de dos dígitos, como en años previos.
Gabriela Apuy, del Departamento de Mercadeo de Jetbox, dice que durante el primer semestre registraron un crecimiento en el movimiento de paquetes del 8%, en relación con igual periodo del 2011.
En Aerocasillas el incremento de la primera mitad del año ya supera el 10%. Esta empresa controla más del 50% del mercado; en el primer tercio del 2012 no creció.
Duchesneau le acredita la baja a la desinformación que generó el anuncio de Hacienda.
Para el segundo trimestre, las cifras mejoraron, y por el comportamiento de la industria, en general, él augura un cierre de año positivo.
Cuando las personas compran por Internet, vuelven a la infancia, dicen Olivier Blanco, de WebShop, y Manuel Gamboa, gerente de Comercialización de Aerocasillas.
El proceso de pedir algo mediante Internet, esperar que llegue el paquete y luego abrirlo, aporta un elemento de emoción que no ofrece otro tipo de compra, añadieron.
Aunque es posible encontrar casilleros sin costo (pero con muchas restricciones de uso), en general, contratar uno de ellos le puede costar hasta $20 anuales.
Gamboa resalta que comprar por Internet sigue siendo más barato en ciertos productos.
Una consideración importante es que algunos artículos requieren permisos adicionales para sacarlos de Aduana.
Raquel Vindas, de la empresa eZone, que atiende el sector pymes, explica que perfumes, maquillaje y algunos cueros, entre otros, deben tener permisos de salud u otras instancias.