Retrato de Marco , de Roberto Lizano

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POR Armando Rojas Esquivel rojasesqui@gmail.com

En esta obra, Roberto Lizano retrata un joven con una actitud reservada, que no transmite ningún sentimiento en particular. La pose recuerda cuando Greta Garbo, en La Reina Cristina de Suecia (1953) aparece en la proa de un barco, escena para la cual el director Rouben Mamoulian le pidió a la actriz que su rostro fuera un espejo o una pantalla en blanco con el fin de que cada espectador proyectara en él su propia interpretación o deseo.

Roberto Lizano ha utilizado en diversas ocasiones referencias a obras del Renacimiento u otros períodos clásicos. Con su expresividad, este retrato recuerda algunas esculturas griegas. En Historia de la belleza , editado por Umberto Eco, se menciona: “Esta belleza [de las esculturas clásicas griegas] encuentra su mejor expresión en las formas estáticas, en las que un fragmento de la acción o movimiento encuentra equilibrio y reposo, y para los cuales la simplicidad de la expresión es más adecuada que una gran riqueza de detalles”.

Esta obra muestra un excelente dominio del dibujo. Destaca el uso de los materiales: tanto la camisa como el fondo del cuadro están hechos sobre papel rojo, el joven tiene un cordón alrededor del cuello con un dije de coral del mismo color y la base de la obra es una caja de cartón reciclada en la que aún se puede leer detalles técnicos de los productos que contenía: pistachos de la marca Blue Diamond. Además, tanto el fondo como el retrato se realizaron sobre caras opuestas de la caja, lo cual le da a la obra una tridimensionalidad interesante.

El uso de materiales no tradicionales, que son considerados más bien de desecho, como base para una expresión artística ha sido catalogado de diversas formas. Algunos que lo llaman arte povera y otros “ up-cycling” . En el primer término se enmarca al uso de elementos “pobres”. El segundo se refiere no solo al uso de estos materiales baratos, sino a su reutilización; pero va más allá del simple concepto de reciclaje, ya que el producto final se vuelve un bien de mayor valor al incorporar el trabajo creativo y el sentido estético del artista, que dignifican los materiales en que se basan.

Lizano ha sido un claro exponente de este rescate sublime de desechos, ya que los ha utilizado en diversas obras, influido por su especialización obtenida en Japón en tratamiento de basura.

El dibujo, tan minuciosamente acabado y de una factura tan clásica, realizado sobre una caja de cartón, genera un contraste que lo vuelve más atractivo que si estuviera hecho sobre papel fino. Esta pieza muestra que materiales burdos pueden pasar por procesos de metamorfosis artísticas que los convierten en obras de gran belleza y actualidad. La obra pertenece a la colección L’Orange Rouge .