Games of Thrones

Tras diez excruciantes meses de espera, la épica serie de HBO regresa a repartir sangre y fuego en su tercera temporada.

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El 23 de mayo del 2010, instantes después de que finalizara Lost tomé mi bebida y me retiré a la mesa a sopesar por unos minutos lo que había sucedido. Seis años de angustia, drama, acción y misterio habían llegado a su fin y yo no terminaba de digerirlo. Por supuesto que el final no fue lo que esperaba, pero ya me había preparado para ello: ningún final sería lo suficientemente bueno. ¿Cómo podría serlo? Nada estaría nunca a la altura de mis expectativas.

Con esta visión cuasiholística procuré calmar los reproches de mis acompañantes, haciéndoles ver que no podíamos juzgar más de 120 capítulos por lo que sucedió en el último. Lost había sido una experiencia mucho más allá de su final; lo más importante no era el destino, sino la travesía.

Sin embargo, como había sido un viaje tan intenso como excepcional, decidí nunca más repetir una aventura televisiva similar. No tenía la paz mental para invertir seis años de mi vida otra vez en un programa cuya trama me fuera a mantener al borde del asiento durante tanto tiempo. Era una decisión tomada; me dedicaría a ver refritos de Alf , Mr. Ed y Hechizada y a disfrutar de series nuevas como Community que no exigieran inversión emocional alguna.

Hasta que llegó Game of Thrones y lo cambió todo... desde ese instante.

Se lo digo desde ya: no necesita leer este artículo para enviciarse, solo debe sentarse a ver los primeros siete minutos de Winter is coming (primer episodio de la primera temporada) y va a quedar como infante promedio a la espera de Colacho en Nochebuena.

Arrancamos con tres exploradores de la Guardia de la Noche que salen en busca de rastros de salvajes al norte del Muro (una inmensa e impresionante pared de hielo de 500 km de largo y 200 m de alto) que han jurado proteger con sus vidas. Cabalgan antorcha en mano con confianza, esperando otra expedición rutinaria. Los salvajes, se sabe, no son personajes a los que haya que temer, son simplemente incivilizados que habitan las zonas más frías e inhóspitas de Westeros. Pero alguien más..., algo más..., camina sobre la nieve.

Will, el más débil y medroso de los exploradores, es quien hace el macabro hallazgo: un grupo de cadáveres acomodados como si de un ritual se tratara. Corre despavorido a alertar a sus compañeros y trata de advertirles que aquello no puede ser obra de los salvajes. Pero al llegar..., los cuerpos ya no están. En cuestión de minutos los otros dos exploradores sufren una violenta muerte y nuestro improbable héroe huye tras corroborar con sus propios ojos que lo peor ha sucedido: los caminantes blancos han despertado y con ellos, su habilidad de crear zombies . Oh, sí.

Por supuesto, nadie le cree al joven Will su historia. Dado que los caminantes blancos no han sido vistos en miles de años (incluso se especula que no son más que personajes de leyenda) resulta mucho más fácil desacreditar su relato como chocheras de un hombre que ha perdido la razón. Lo que sí perdió, en todo caso, fue la cabeza, pero en serio, como castigo por desertar de la Guardia de la Noche tras el susto que le pegó una figura tétrica de ojos brillantes azules.

Esto, querido lector, es solo la introducción de la historia, que se da el lujo de engancharnos con estos míticos asesinos nocturnos solo para no volver a retomar su imagen durante toda la primera temporada. ¿¡Cómo se atreven!?

Se atreven porque pueden: tan pronto la historia pasa a la “trama principal” nos absorbe por completo, y aunque el anhelo de saber qué sucede con aquella amenaza nórdica nos consume a lo largo de la serie, no perdemos el interés por el relato medular ni por un segundo. Pero..., ¿de qué trata Game of Thrones ?

La serie es una muy fiel adaptación de la saga de fantasía medieval A Song of Ice and Fire escrita por George R. R. Martin. En ella se relata (principalmente) la historia de los siete reinos de Westeros (ya casi le explico) y la batalla por el poder que se desarrolla en sus respectivos territorios. David Benioff, cocreador del show , ha bromeado describiéndolo como “ Los Soprano en la Tierra Media”. No está muy lejos de la verdad.

Si bien resumir una “película” que ya lleva 20 capítulos es imposible, sí podemos darle una idea de por dónde va la cosa. Sitúese en un mundo ficticio medieval del cual conocemos dos continentes: Westeros (más o menos del tamaño de Sudamérica, y donde se desarrolla la mayoría de la trama) y Essos (una especie de Australia gigante, a tiro de piedra de Westeros). Tras la (nada accidental) muerte del rey de los Siete Reinos de Westeros (Robert Baratheon) se desata una cruenta guerra civil pues prácticamente nadie reconoce al nuevo ocupante del Trono de Hierro: un niño insufrible y desgraciado que ni siquiera lleva la sangre del rey muerto. Mientras tanto, desde las remotas tierras de Essos, Daenerys Targaryen, la hija del rey que antecedió a Baratheon, y asesinado tras una rebelión liderada por el mismo Baratheon, se prepara para reclamar el trono de vuelta... ¡con un trío de dragones a sus espaldas! Por último, súmele el relato que ya le adelanté: algo muy preocupante está pasando al norte de Westeros..., y tal vez el Muro no sea suficiente para contenerlo.

Todo este coctel dramático viene debidamente adobado con la producción de HBO, que nos presenta un elenco de primera línea y una serie de escenarios espectaculares, dignos de apreciarse en blu-ray, pues cualquier cosa por debajo de alta definición es faltarle el respeto a la vida. Nota importante: si usted tiene problemas con la violencia, el sexo o cualquier tema tabú de los que le paran la peluca a los conservadores, ahórrese el mal rato y haga las mías, cómprese los DVD de Mr. Ed y de La Familia Monster .

¿Qué esperar de la nueva temporada? Más de lo que ya hemos visto pero supervitaminado: más batallas épicas de espadas, más espectros, más dragones, más lobos, más tormentas de nieve y, por supuesto, más muertes y más intriga. Nada es sagrado, nadie está a salvo, todo puede pasar. ¿Se lo va a perder?

El Dato: Game of Thrones fue la serie más pirateada del 2012, incluso por encima de la popular How I Met Your Mother . 1