El renacer del edificio que es como un limonense más

Restauración le devolvió a edificación deteriorada su antiguo esplendor

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Un rostro enmarcado por una corona de flores emerge del concreto. A su derecha, un barco navega como si quiera besarse con el ferrocarril, que se mueve en dirección contraria.

Los ornamentos de la fachada del Edificio de Correos, en Limón, les recuerdan a los hijos de esa provincia caribeña cómo fue que se forjó la tierra que los vio nacer.

En la esquina donde confluyen la avenida segunda y la calle 4, se levanta un edificio con una elegancia inusual para su entorno.

Vestido como para ir a un baile de gala, este caballero de ladrillo y concreto parece impertubable ante el bochorno inclemente del Caribe, el tufo a pollo frito y el barullo típico de cualquier centro de ciudad.

Un proceso de restauración y rehabilitación devolvió al presente una estampa del pasado, en un afán por rescatar el patrimonio arquitectónico de Limón.

Tras una inversión de ¢650 millones en el marco del Proyecto Limón Ciudad-Puerto, el Edificio de Correos “revivió” después de permanecer como un paciente terminal durante muchos años.

“Este edificio se rehizo totalmente porque estaba muy deteriorado. Fue necesaria una intervención profunda en todos sus elementos: estructura de techos, cubiertas, canoas, pisos, paredes internas y externas”, explicó el arquitecto Carlos Laborda, director de la restauración.

Los altos niveles de humedad de la zona, el comején, así como la falta de mantenimiento habían causado estragos en las estructuras de madera, como pisos, techos, puertos y marcos de ventanas.

“Se reemplazó el 30% del área total de los pisos de madera de los salones de la segunda planta pues presentaban serio daños causados por plagas de insectos”, dijo Laborda. Los pisos de los corredores eran originalmente baldosas, pero, por su deterioro, estas fueron reemplazadas por losas de concreto lujado de diferentes colores, según el uso y la jerarquía de los espacios. Sin embargo, se dejaron algunos “testimonios” (muestras de piezas originales) para que el público pueda conocer cómo se veía entonces.

Construido en 1911, con un diseño del arquitecto español César Rivaflecha, este emblemático edificio es un catálogo de lenguajes arquitectónicos: neoclásico, neocolonial, así como rasgos modernistas en los ornamentos de las fachadas.

Los bajantes de aguas pluviales que estaban en las fachadas se volvieron a instalar: las del primer nivel se colocaron en el interior y las del segundo nivel, en el exterior.

Las barandas metálicas de los balcones tenían muchas piezas faltantes que fueron reconstruidas con base en las originales. Además, se restauraron las paredes, cornisas y todos los detalles ornamentales de ambos niveles. También se instaló un nuevo sistema eléctrico y mecánico que llena las necesidades de iluminación seguridad y accesibilidad. El edificio remozado será el hogar de la sucursal de Correos de Costa Rica en Limón, la cual funcionará en la primera planta. Ahí, un área pública de atención a los usuarios y un espacio de acceso restringido en donde funcionarán las oficinas administrativas. Destaca también un jardín interior de 200 metros cuadrados, en el que se sembraron especies nativas como heliconias, mano de tigre y ginger . En el segundo nivel funcionará el Museo de Limón.