El poder de un apretón de manos

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En los negocios, un apretón de manos cierra un buen trato y también abre nuevas relaciones laborales.

Todos sabemos que dar la mano – bien dada: de forma corta, firme y decidida, con la palma extendida y una vez juntas las manos se envuelve la mano de quien saludamos de forma firme, pero sin hacer daño— es el saludo más extendido en el mundo y de las mejores formas de lograr una buena impresión ante un desconocido.

Se dice que la tradición de este saludo se remonta a tiempos antiguos, donde estrechar la mano era una forma de mostrar a un desconocido que no se portaba un arma, que se venía en paz.

Sin embargo, más allá de las normas sociales, ¿el dar la mano tiene en realidad un impacto sobre el concepto que uno forma de una persona desconocida?

Justo esa fue la pregunta que motivó a Florin Dolcos y Sanda Dolcos, investigadores de la Universidad de Illinois, a analizar qué ocurre dentro de nuestro cerebro a la hora de presenciar un apretón de manos. ¿Qué manifestaciones neurológicas se dan cuando se da la mano a un desconocido?

Para contestar su pregunta, los científicos reclutaron a 18 voluntarios a quienes les monitorearon su actividad cerebral mientras observaban animaciones de situaciones laborales donde se entablaba una reunión entre desconocidos.

En un caso, al inicio de la interacción social se daba un saludo de mano; en otras, no.

Los análisis de la actividad neurológica, en sitios específicos, como la amígdala cerebral, mostraron que los voluntarios tenían más sensibilidad en la conducta de aproximarse que en la de huir del desconocido cuando se observaba el apretón de manos.

El experimento, cuyos resultados se publicarán en la edición impresa de diciembre de la revista Journal of Cognitive Neuroscience , demuestran que en efecto sí hay un impacto en cómo se establece una relación si, para romper el hielo, uno saluda dando bien la mano.

Ya lo sabe, un buen apretón de manos puede ser la diferencia entre una buena primera impresión y una mala.

dponchner@nacion.com