El humanista de la pantalla chica

El canal TCM transmite las inolvidables series que marcaron época en la tele mundial: Bonanza y La familia Ingalls, ambas protagonizadas por un actor querido y popular: Michael Landon. Esta fue su vida'

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Michael Landon es de esos actores legendarios de la pantalla chica que más calaron, ganaron simpatía y dejaron huella en la memoria de varias generaciones de espectadores. Se trató de un personaje humanista que era popular, querido y carismático por su actuación en la televisión norteamericana de los años 60, 70 y 80.

Aún permanece en el recuerdo su rol como el Pequeño Joe de la familia Cartwright, en la serie Bonanza, uno de los western televisivos más populares de todas las épocas junto a La Ley del Revólver.

Tampoco se olvida su inolvidable papel de Charles Ingalls en el programa La familia Ingalls, mejor conocido como La Casa de la Pradera, situado en el Oeste americano de los pioneros, que desde que empezó su emisión causó furor en la tele mundial.

Ambas producciones de la NBC, con Landon a la cabeza, figuran entre las favoritas de la infancia de muchos televidentes y se pueden volver a ver con nostalgia, de lunes a viernes, en la programación de la cadena televisiva de cable Turner Classic Movies (TCM) en Latinoamérica.

Ruta de un soñador

Nacido con el nombre original de Eugene Maurice Orowitz, el 31 de octubre de 1936 en Forest Hills, Queens, Nueva York (EE. UU.), no tuvo una infancia feliz ya que su madre irlandesa, la bailarina Peggy O’Neill, era muy abusiva, tanto de sus hijos como de su esposo, Eli Maurice, un actor, escritor ymanager teatral.

Tal situación desembocó en una conducta agresiva del pequeño, quien peleaba a menudo y, en consecuencia, era expulsado de la escuela.

“Soy el extraño producto de un padre judío y una madre católica. Mi madre era antisemita y a mi papá no lo emocionaban los católicos. Por eso mi creencia en Dios es muy, pero muy personal”, confesó en una entrevista televisiva.

En su juventud, Eugene fue atleta y se especializó en el lanzamiento de la jabalina, disciplina que le ayudó a ganar una beca en la Universidad de California (UCLA), en Los Ángeles. Pero lo que parecía una carrera encaminada hacia el deporte se terminó por una lesión en el brazo y se hizo actor por accidente.

La familia Orowitz se mudó a la costa este de California y el joven se acercó al arte de la interpretación. En una ocasión acompañó a un amigo a una audición en la Warner Brothers. Un director lo puso a leer y allí nació su carrera.

Al principio, con 20 años, actuó en roles secundarios en películas y series televisivas. Tras algunos intentos, cambió dos veces su nombre en la farándula. Quería que fuera Michael Lane, pero el sindicato de actores le dijo que este ya estaba registrado. Después de consultar una guía telefónica eligió Michael Landon.

En 1959, con 22 años, tuvo su primer rol importante en la televisión, que le generaba $15.000 semanales, al hacer el papel del impetuoso Joseph Francis o el Pequeño Joe Cartwright en Bonanza, la primera serie de televisión en ser transmitida en color.

El público recibió bien su actuación como el hijo de Marie, una mujer a quien su padre Ben conoció en Nueva Orleans, pero que murió tras sufrir una caída de un caballo. El carácter frontal e impulsivo, producto de su juventud e impetuoso corazón, lo llevaba a tomar decisiones que ponían en riesgo a toda la familia.

Bonanza significó mucho para Michael. No solo fue la serie que lo convirtió en una multimillonaria estrella internacional y uno de los divos más populares de la televisión mundial, sino también le sirvió para adquirir una gran experiencia como actor.

Luego de superar severos problemas de bebidas y adicción a los tranquilizantes, fue director y escritor de algunos guiones de la serie: empezó con el episodio “La Apuesta” y dirigió uno de los mejores del programa, “El Deseo”.

Con 14 temporadas, Bonanza fue cancelada en enero de 1973. “Ya estaba harto de ser, en Bonanza, el chico revoltoso de la familia. Personalmente, me sentía muy incómodo haciendo aquella serie de tonterías”, afirmó el actor a mediados de los años 70.

Lo último

Meses después de Bonanza, empezó en setiembre de 1973 la sencilla pero amena producción La Casa de la Pradera, conocida como La familia Ingalls, obra del melenudo Michael Landon como productor ejecutivo, actor principal y eventual guionista y director.

Con los Ingalls, Landon condensó el humanismo que Bonanza vino desarrollando durante sus últimas temporadas, y tuvo ocasión de favorecer los dramas no violentos y de aspecto humano sobre la vida, la muerte, la familia y las calamidades, además de temas modernos como el racismo, la religión, los problemas de pareja y las drogas.

“Quiero que la gente se ría y llore, no que se sienten frente al televisor y solo se queden mirando a la pantalla. Tal vez soy chapado a la antigua, pero creo que la gente está hambrienta por programas con contenido”, explicó Michael sobre el éxito del programa.

El ese momento, el genio creativo de Michael Landon buscó afianzar su mensaje humanista y para ello creó la teleserie Camino al Cielo.

Con los años 90 se preparaba a encarar un nuevo programa, Nosotros, sobre la historia de un hombre que pasó 19 años en prisión por un crimen que no cometió y sale en libertad para intentar rehacer su vida y conocer a su hijo.

Casado tres veces, padre de seis hijos y cuatro infantes que adoptó y crió, llegó a rodar el episodio piloto, pero el 5 de abril de 1991 se le diagnosticó con un cáncer de páncreas no extirpable, que se le pasó al hígado.

Su enfermedad se le agravó y falleció a los 54 años el 1.° de julio de ese año, en Malibú, California. Se mostró muy fuerte ante la muerte y coronó una vida de triunfos artísticos y espirituales por igual.

En su carrera artística de 35 años, fue nominado a dos premios Emmy y obtuvo galardones como la Medalla de Oro por su labor en favor de los derechos humanos. Con ello se reflejó la forma de proceder de este artista humanista de la pantalla chica, que arrancó suspiros y lágrimas en millones de espectadores.