Pregúntele a su mamá. Es muy posible que el tamaño de sus pies haya sido más pequeño antes de que lo llevara a usted en su vientre.
Muchas mujeres se quejan durante su embarazo de que los zapatos que tiene en su armario no les sirven, simplemente no le quedan.
La sabiduría popular atribuye ese hecho a la hinchazón que presentan las mujeres embarazadas en sus pies.
Sin embargo, si esa es la explicación, ¿por qué es que buena parte de las mujeres no regresa a su talla original de calzado después de tener su bebé?
Un estudio de investigadores de la Universidad de Iowa, publicado en la revista American Journal of Physical Medicine & Rehabilitation , explica en realidad qué es lo que ocurre.
El cambio en la talla del pie no se debe a una retención de agua, sino a que el aumento de peso en el vientre y el aumento de flexibilidad en las articulaciones llevan a que el arco del pie se aplane.
El estudio, liderado por Neil Segal, consistió en monitorear a 49 mujeres durante su periodo de gestación y después de él.
Los científicos midieron los pies de las mujeres y sus arcos al inicio del embarazo y nuevamente cinco meses después de dar a luz.
Según los datos recopilados, los pies de poco más de 60% de las mujeres estudiadas se alargaron y ensancharon; los arcos de sus pies también se aplanaron.
Los cambios de tamaño iban desde dos milímetros hasta 10 milímetros más. Por lo general, los cambios fueron más pronunciados si se trataba del primer embarazo de la mujer.
Además de explicar el curioso fenómeno de por qué el embarazo hace crecer los pies, el estudio tiene implicaciones para la salud de las mujeres.
Según señalan los expertos, ese cambio en el arco del pie puede explicar por qué las mujeres son más propensas a desarrollar, en edad avanzada, artritis en sus pies, rodillas y caderas.