El deshielo ártico pulveriza los récords

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

El Ártico alcanzó el pasado 16 de setiembre la mínima extensión helada desde que en 1979 los satélites comenzaron a realizar mediciones. Ese día contaba con 3,41 millones de kilómetros cuadrados, lo que supone un 18% menos que en el anterior récord, del 18 de setiembre de 2007, según anunció el miércoles el NSIDC, organismo de EE. UU. que realiza las mediciones.

Respecto al mínimo de hace cinco años, la diferencia es de 760.000 kilómetros cuadrados, lo que supone 1,5 veces el tamaño de España. Los científicos relacionan el deshielo del Ártico con el calentamiento global y prevén que en solo unas décadas quede libre de hielo en verano. Los seis mínimos de extensión han ocurrido los últimos seis años.

Walt Meier, científico del NSIDC en la Universidad de Colorado, explicó por teléfono la relevancia del dato: “Es muy sorprendente porque el récord del 2007 ya estaba un 22% por debajo del anterior récord. Ahora tenemos la mitad de la superficie helada que hace solo unas décadas”.

Además, cada vez hay menos hielo plurianual, el grueso que ha sobrevivido varios veranos y que acumula varias capas. “Hay pocos datos, pero creemos que el hielo es de media un 50% más fino que hace unas décadas”, señala Meier.

La cifra es además notable porque en el 2007 la zona tuvo unas condiciones meteorológicas, “vientos, nubes y temperatura del aire, que favorecieron la pérdida de hielo, pero este año las condiciones no han sido tan extremas”, dice el NSIDC.

Desde el pasado domingo, el hielo ártico crece –como cada otoño–, pero el NSIDC advierte de que las condiciones del clima pueden aún reducir algo la extensión.