El corto tiempo de la vida

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Es algo imperceptible pero real: el tiempo se nos escapa como el agua de las manos. Los griegos, que sabían tantas cosas, lo dividían en dos para aprovecharlo mejor: el cronos o tiempo total, y el kairós u oportunidades, el tiempo dividido en ocasiones; hoy diríamos, en horas.

Por su parte, nos dicta la conciencia: no pierdas el tiempo, aprovéchalo, porque aquí se centra el gran tema de la vida; si luchas, serás feliz. Por tanto, no trabajes con el cronos, nos dirán los griegos, con el tiempo total; por ejemplo, el que va de las seis de la mañana a las seis de la tarde. Acostúmbrate a dividirlo en kairós, en momentos de oportunidad, en horas.

El cronos es como si se intentara comer de una sola vez un bollo de pan; el kairós es como partirlo en tajadas. Escuelas y colegios pueden poner énfasis en esta pedagogía tan útil. El tiempo es un tesoro que no puede desperdiciarse.

Algunos se atienen al cronos y deciden convertirlo en una cosa muy extensa, mas llegan a las seis de la tarde y no han terminado lo propuesto. Su respuesta ya la conocemos: me faltó tiempo para terminar.

Esa persona se autoengañó y se siente después defraudada y deprimida. En cambio, quien divide el tiempo lo aprovecha mejor y termina la tarea con satisfacción y buen humor.

La pedagogía del kairós aporta orden, alegría y paz. Este momento oportuno hace más asequible el futuro, lo que vendrá, la próxima actividad, la siguiente ocupación, y facilita desterrar la timidez de pensar en pequeño y salirse de la nube de la pereza, los ensueños y las fantasías. Alimentándose con el kairós se hace más fácil cultivar la virtud de la magnanimidad, el ánimo grande.

Es gratificante poseer el optimismo de vencerse a sí mismo y de saber aprovechar el cronos, el tiempo total que ya no se escapa de las manos porque queda aprisionado en horas concretas. Y como el kairós es selectivo, pues induce a una escogencia, y como el hombre busca el bien, la vida, por tanto, se enfila hacia fines superiores.

Así, persona y sociedad se enriquecen con un nuevo orden con un mayor sentido de la vida, con un horizonte más amplio y positivo. Y, si Dios manda que el hombre ejerza un dominio racional sobre la creación (sin destruirla), con mayor razón debe dominar sobre sí mismo para que no impere el desorden y prime la sumisión al Creador.

Volviendo a estos momentos de oportunidad u horas concretas, dice Platón en La República : “Por consiguiente, se producirán más cosas y mejor y más fácilmente si cada uno trabaja en el momento oportuno y acorde con sus aptitudes naturales, liberado de las demás ocupaciones”.

Desde luego, el kairós queda infecundo si lo dejamos pasar, si no se aprovecha. Y como el corto tiempo de la vida pasa, conviene dividirlo en oportunidades y que no se nos escape de las manos.