El castillo de los costarricenses

El Castillo Azul, obra de gran valor cultural, es restaurado para disfrute de todos

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Iniciando la década de los setenta, tuve el privilegio de comenzar mi carrera administrativa en lo que se dio en llamar “la casa de los comandantes”, donde tenía su sede el Servicio Meteorológico, entonces adscrito al Ministerio de Agricultura. Desde sus grandes ventanales, podía contemplar el Castillo Azul, el cual se erguía orgulloso entre las edificaciones a su alrededor.

Dentro de su historia se narran grandes hechos que dieron forma a una parte importante de la política nacional; por ejemplo, la compra del terreno en 1907 por parte de don Máximo Fernández, líder del Partido Republicano, quien ordena su construcción y lo habita hasta 1914, año en que lo alquila al Estado costarricense, con el fin de que sirviera de Casa Presidencial durante los mandatos de Alfredo González Flores, Federico Tinoco Granados, Juan Bautista Quirós y Francisco Aguilar Barquero. Posteriormente, el Gobierno de los Estados Unidos lo adquiere en $30.000 para ubicar su embajada (legación estadounidense). Más tarde, de 1954 y hasta su compra por parte de la Asamblea Legislativa en 1989, fue la residencia del Dr. Carlos Manuel Gutiérrez Cañas. Es así como el Castillo Azul ha recibido importantes representantes de la política nacional e internacional.

No obstante, a raíz del estudio de vulnerabilidad sísmica de los edificios de la Asamblea Legislativa, elaborado por el Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales de la Universidad de Costa Rica (Lanamme), se alertó de los graves daños estructurales de las edificaciones del Congreso, incluido el Castillo Azul. Fue así como en el 2004 se dio inicio a un largo camino de restauración y reforzamiento.

Quisiera resaltar en este punto la labor de los funcionarios legislativos, quienes han visto en esta una forma de aportar a la belleza urbanística josefina y a la herencia del país. No puedo dejar de lado mi agradecimiento al Directorio legislativo por depositar su confianza en la Administración para el feliz término de este relevante proyecto.

En este camino además se ha contado con el apoyo invaluable del Centro de Conservación del Patrimonio Histórico y Cultural del Ministerio de Cultura y Juventud, a quienes les fue sometida a consideración y análisis la propuesta de reforzamiento estructural. Ellos han guiado la restauración desde un punto de vista de la estética y la normativa que cubre la materia; sin su asesoría, no habría sido posible la realización de la obra, cuya ejecución recayó en la empresa R y S Consultores S. A.

Los trabajos ejecutados abarcan tres áreas: la estructural, la arquitectónica o espacial y la restauración de elementos propios del inmueble.

El Castillo Azul, de estilo victoriano ecléctico, fue una de las primeras edificaciones que se construyeron en el país utilizando el sistema Hennebique, desarrollado por el ingeniero y arquitecto francés Francois Hennebique, a quien don Máximo Fernández encargó la ejecución de los planos.

Este sistema básicamente consiste en el recubrimiento del acero con concreto.

Muchos de los daños en las paredes se deben no al sistema en sí, sino a la falta de experiencia de aquellos años en la técnica de revestir el concreto. Los trabajos ejecutados han permitido confirmar algunas hipótesis sobre la transformación de los espacios a lo largo del tiempo y han permitido la recuperación de áreas que fueron transformadas antes de que la Asamblea comprara el inmueble. Es así como reaparecen balcones y pasillos que se habían cerrado y salones que fueron divididos. Marcos, puertas y ventanas, rodapiés, cornisas y molduras, balustres y balcones fueron restaurados por artesanos.

A disposición de todos los costarricenses se encuentra el proceso licitatorio como prueba de la transparencia de las actuaciones y como rendición de cuentas por el costo de la obra.

Decir que fue fácil es imposible; cada paso, cada trámite, los convenios suscritos y la engorrosa realidad de las licitaciones públicas, fueron ejecutados en los plazos establecidos y sin apelaciones, por haberse llevado a cabo con profesionalismo y con la convicción de que las generaciones venideras agradecerán estos esfuerzos. Ha sido un proceso de investigación y planeamiento profundos, a fin de resguardar cada detalle histórico.

A pocos días de su reinauguración, se planea realizar una serie de actividades alegóricas a través de un recorrido fotográfico y exposición de documentos, así como imágenes del proceso de construcción.

Quizás don Máximo Fernández se sentiría asombrado de la historia y belleza que alcanzó y seguirá alcanzando esta edificación, una de las más emblemáticas de la Asamblea Legislativa y hoy centro de la actividad de grandes decisiones políticas del país.