El carro que se cree toro

El Chirriche es uno de los toros más bravos de este país, pero también es el nombre de UN VEHÍCULO MODIFICADO que destaca en los desafíos 4X4 por su poderío en el barro y su original apariencia.

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Pocas veces lo maneja por la ciudad, pero cuando lo hace, Fabio Soto Salazar se solaza con las reacciones de la gente al observar su vehículo que, por delante, luce un par de enormes cuernos y, por detrás, rabo y' ¡testículos de toro!

En las pistas todo terreno, donde sí lo corre a sus anchas, su turbo diésel modificado también se roba las miradas del público. Sin embargo, allí todos saben que se trata de El Chirriche, uno de los 4x4 más famosos del país, no solo por su peculiar apariencia sino también por el poderío de su tracción.

El más reciente triunfo del vehículo fue el domingo 7 de abril en el Reto Pital Extremo, en San Carlos, donde consiguió el primer lugar en la categoría de 4 cilindros, y luego se alzó con La Absoluta, premio que se le confiere al carro que logró el mejor tiempo en todo el evento.

¿Pero cómo llegó El Chirriche a convertirse en lo que es hoy? ¿Por qué es casi un miembro más de la familia Soto?

Pasión repentina

Rodeado de fotografías y de decenas de trofeos y medallas que confirman sus andanzas en el mundo de los motores, don Fabio echa atrás y se ubica en el 2006, cuando, por “designios del destino”, tuvo contacto con este tipo de deporte extremo.

“Tengo una venta de carros, Autos Soto, en San Joaquín de Flores, y un día, un cliente, como forma de pago, me convenció de que me dejara un Suzuki modelo 78 para batir barro. Entonces, como quien no quiere la cosa, y junto a mi familia, comencé a visitar Las Chorreras, en Heredia, donde se hacían eventos los fines de semana. Poco a poco, nos fuimos apasionando y entramos a competir en serio”, relata, mientras sus hijos y copilotos, Christopher, de 23 años, y Giancarlo, de 18, siguen su historia sin pestañar. Ellos también transpiran adrenalina cuando se habla de desafíos 4x4.

El Chirriche llegó a sus vidas en el 2010, pero entonces era un perfecto desconocido. {^SingleDocumentControl|(AliasPath)/2013-05-12/RevistaDominical/Articulos/RD05-TORO/RD05-TORO-summary|(ClassName)gsi.gn3quote|(Transformation)gsi.gn3quote.RevistaDominicalQuoteSinExpandir^} “Lo compramos porque el Suzuki dejó de funcionar y ya estábamos con mucha fiebre. Al principio, era gris y de gasolina, pero decidimos convertirlo a diésel y lo pintamos de rojo. Como resultó tan bueno, le buscamos un apodo”, rememora su dueño, tras explicar que, en ese ambiente, es común bautizar a los vehículos todo terreno. Por ejemplo, están El Saltamontes, El Diablo, La Cafetera, El Loco y El Chocolín.

El Chirriche –cuyo nombre alude al toro guanacasteco que se convirtió en leyenda de la monta nacional– fue el nombre que les resultó más atractivo.

Ellos estaban convencidos de que, tanto el animal como el auto, comparten fuerza y bravura.

Así se fue armando

Para darle personalidad, don Fabio le estampó primero unas calcomanías de un toro y luego le pintó el nombre en el parabrisas. Más tarde, le colocó al frente unos pequeños cachos y por Internet mandó a comprar unos testículos de toro (de plástico) que puso en la parte trasera, “a manera de vacilón”.

Con solo eso, El Chirriche comenzó a andar de boca en boca. Llegó a ser uno de los vehículos que más expectativas despierta en los eventos de 4x4, como los que se realizan regularmente en La Olla, Vara Blanca, El Coyol, La Guácima, Grecia y Río Tulín, entre otros. Allí, niños y adultos hacen fila para tomarse fotos al lado del carro-toro.

Fuera del país, este turbo diésel también es popular pues ha sido invitado a participar en desafíos en Panamá, Honduras y Guatemala.

“Mis hijos, que han sido mis principales aliados en esto, se pasan haciéndole arreglos para mejorarle el desempeño y su aspecto. En los últimos años, por ejemplo, le alargamos la carrocería, le cambiamos el motor y le pusimos refuerzos con tubos, asientos especiales y llantas whincher”, detalla Soto, al aceptar, eso sí, que todo esto lo hace porque sus actuales oponentes también son muy buenos y tienen vehículos “espectaculares”.

¡No se vende!

Para este hombre de 44 años, El Chirriche no es un auto cualquiera; es parte de su legado familiar y por eso no está dispuesto a venderlo, aunque reciba la mejor oferta del mundo. “Creo que se va a quedar con nosotros por siempre”, asegura.

Su plan es seguir “mejorándolo” y luciéndolo en las pistas de barro. Hace poco, un amigo que trabaja en una empresa comercializadora de carnes le regaló unos cuernos más grandes y un rabo de toro verdadero. “Lo disecamos y se lo pegamos al Chirriche, fue toda una sensación”, comentó el dueño.

Mas la pasión de don Fabio y sus hijos por el deporte de los motores, va más allá. En la cochera de su casa han modificado otros tres carros y están por dar vida a El Malacrianza, un Jeep Wrangler turbo que muy pronto competirá en la categoría de 8 cilindros. ¡Todos están esperando el banderazo de salida!