El buzo le sienta bien a Jeaustin Campos

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Jeaustin es un provocador. Provoca a los técnicos, jugadores y dirigentes rivales, con el objetivo de sacar algún provecho en el terreno de las emociones. Pero también provoca sensaciones y estados de ánimo “energizantes” en su gente.

Su nombramiento fue recibido con un aluvión de insultos. Desde otros bandos y desde algún partidario de la iglesia morada. Esos escupitajos no lo achicaron, ni el estreno con derrota ante la Liga.

Tres días después, en un triunfo trabajado en Pérez Zeledón, frente al As Puma, tiró el primer petardo. “Fue más fácil el partido contra la Liga”. No sé si se lo creyó, pero sembró la semilla de algo que se volvió un rasgo en el equipo campeón: Empezó a sacar pecho frente a sus rivales de toda la vida, aunque jugaba casi con menosprecio ante los demás.

Para el segundo clásico, atormentado por las actuaciones de sus porteros, Jeaustin sembró la duda en su afición y las rivales. Aquel equipo casi caricaturesco, burla de todos por los goles que regalaban sus arqueros y defensas, de pronto era un serio contendor. Su joven Briceño salvó la valla ese día y el triunfo fue sin apelaciones. Tres días después “La U” les dio una clase de futbol.

Según las estadísticas, llegaron a regalar entre los tres gendarmes un total de 13 puntos. Y los mandaron al psicólogo, mientras el entrenador de porteros decía que tenían a los mejores del país en el puesto y Jeaustin, de alguna forma, lo respaldaba. En 15 días, uno de ellos- Carvajal- terminó siendo el héroe.

Con toda esa presión, el capitán del barco siempre se vio lúcido. Y demostró que no solo es un buen contendor con el verbo, sino un muy buen estratega. Supero a Ramírez con toda y la ventaja deportiva liguista. Eso nadie lo esperaba.

No estuve de acuerdo con la salida de Rónald González y aún no lo estoy. Tal vez ese equipo de altibajos hubiese llegado al mismo destino. Nadie lo sabrá nunca. Lo que sí resultó claro es que el gerente de fina estampa, demostró no ser “un bocón” que vivía de las glorias pasadas cuando dirigió un equipo que no tenía rivales.

En su reto más difícil y apenas en dos meses, Jeaustin se ganó el derecho no solo a ser parte de la historia grande del Saprissa (5 títulos), sino el de entrar en la Baticueva con el traje de gerente y salir a la cancha con buzo de superhéroe.