El autogol y el “foul” de Pinto

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Cuando Jorge Luis Pinto encendió el ventilador, seguramente no sospechaba que él mismo saldría tan salpicado como la Federación Costarricense de Fútbol.

Lo que pudo terminar elegantemente, con un “gracias” (aunque fuese fingido) y un apretón de manos cortés, se convirtió en un chiquero de dimes y diretes con consecuencias funestas.

Ante el orbe, se evaporaron el estratega consumado y la mejor selección de Concacaf en la historia de los mundiales. Y, en sus lugares, se materializaron el rey de las groserías y la fábrica de serruchos. Un cambio de percepción.

Solo así se comprende lo que pasó con el nominado por la prestigiosa Revista Kaiser como el quinto mejor técnico de La Tierra, por encima de los mismísimos Mourinho y Guardiola.

En lugar de avanzar en su carrera, puso la marcha atrás. Descendió de nivel. Bajó de Costa Rica a Honduras. De la ganadora de ocho cetros centroamericanos a la que solo obtuvo tres. Del octavo lugar en Brasil al equipo que hizo el ridículo en 2010 y 2014.

La Fedefútbol ha corrido suerte similar. En lugar de ser codiciada por técnicos con un cartel parecido al de Pinto antes de Brasil; entiéndase, estudiosos, bien preparados, tácticos, minuciosos y ganadores en clubes de América, pero con deseos de sobresalir en un mundial, esta clase B de entrenadores están rechazándola.

Costa Rica flota por encima del resto de Concacaf, es la número uno del ranquin y, por primera vez, favorita para anexarse la Copa Oro. Y ni así seduce a técnicos de mediano orden para pilotear un carro que, supuestamente, correría a 1.000 km/h en la autopista hacia Rusia 2018. Ya Juan Carlos Osorio, Ricardo Gareca, Miguel A. Russo y Edgardo Bauza la despreciaron.

Aunque ninguno de ellos es un “Pep” ni un “Mou”, y ni siquiera le lustran los zapatos a “DTs” de la talla de Van Gaal, Low, Ancelotti o Simeone, igual dicen “no” a Costa Rica, temerosos, con o sin razón, de “dormir con el enemigo”.

Así, en su caída, Pinto agarró de los tobillos a la Federación. “Ni pica leña ni presta el hacha”.

No hay plata para contratar a un técnico clase A mundial. Al parecer, tampoco alcanza para seducir a un clase B. Entonces, antes de traer a un “C” de afuera, ¡mil veces mejor quedarse con un nacional!