A cinco días de que la Asamblea Legislativa elija a las nuevas autoridades del Directorio, sin candidatos con opciones reales claramente definidos, y con la expectativa de un anuncio liberacionista para este lunes, el ambiente en el Congreso es realmente tenso.
En ese contexto, la ausencia de seis diputados de las sesiones del plenario no parece nada extraño. El promedio de asistencia a las sesiones varía entre los 38 (mínimo requerido para sesionar) y los 45 congresistas.
Pero esos diputados no están en cualquier lugar. Están fuera del país, cada uno en un viaje diferente, financiado total o parcialmente por la administración de la Asamblea.
Justo Orozco, de Renovación Costarricense, es un voto promesa para Luis Gerardo Villanueva, del Partido Liberación Nacional (PLN).
Orozco, presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso y férreo opositor al matrimonio homosexual, fue de viaje a Ecuador para las sesiones del Parlamento Latinoamericano (Parlatino).
En ese lugar también están Jorge Rojas y Óscar Alfaro, del PLN. José Roberto Rodríguez, otro posible voto prometido para Villanueva, también se encuentra de viaje.
Este diputado estuvo entre el 21 y el 25 de abril en la sede de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en Nueva York, donde se reunió con varios diplomáticos y altos funcionarios para presentar su plan de paz sobre el conflicto bélico en Siria.
Elibeth Venegas viajó a México, solo con los gastos de alimentación cubiertos por la Asamblea, para celebrar la Semana de la Seguridad Social.
A Marielos Alfaro, del Movimiento Libertario, le cubrieron solo el 50% de su hospedaje en España. Ella regresa el 28 de este mes.
Los viajes fueron confirmados por el director ejecutivo de la Asamblea, Antonio Ayales.
Mientras tanto, los ofrecimientos no cesan. Las negociaciones de uno u otro aspirante a la presidencia del Congreso tienen que ver no solamente con proyectos de ley por impulsar, con la participación en una u otra comisión, sino también, por supuesto, con viajes en representación del primer poder de la República.
Quien ya estuvo en la presidencia legislativa, conoce el manejo administrativo; quien está, pues también lo sabe al dedillo.
Pero nadie dice que se permitan viajes a cambio de votos.