El Apuntador: Barbero de diputados, magistrados y presidentes

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Con aceite prepara sus utensilios, afila tijeras y limpia las cuchillas de sus máquinas de afeitar. Tiene tres sillones de barbería vieja: el que menos, cincuentón, donde se ha sentado, literalmente, el poder.

Bien podría limitarse a rasurar, a cortar el cabello, a acicalar. Pero sus clientes no le permiten que pase inadvertida la situación política del país.

Tras la ventana de su barbería, Dinastía, heredada de su padre, atestigua el descontento ciudadano, pero también escucha las tristezas de los políticos.

Así es Alexander González, buen ciudadano, que paga sus impuestos, pero tiene tres elecciones de no votar.

¿Por qué hablar de Alexander, barbero? Porque Alexander, el barbero de Aranjuez, sabe que la gente está resfriada, apática, quitada de sus clientes.

“Sé que mi voto no ha servido para que legislen en contra mía”, disparó. Los diputados, insiste el pela-políticos, son empleados del pueblo, pero, a diferencia de los asalariados comunes, nadie los puede quitar.

Por la silla y la técnica de González pasó ayer un presidente legislativo, también ha pasado otro, Francisco Antonio Pacheco, y un expresidente de la Sala Penal, José Manuel Arroyo, y el diputado Antonio Calderón, y el expresidente José María Figueres, y por las manos de su antecesor, Pepe Ineken, también pasó la cabeza de Pepe Figueres, empresarios, médicos, abogados... Largo etcétera.

El filo de González estuvo sobre la piel curtida y experimentada de políticos, y por eso sabe el barbero que los políticos tienen que aprovechar “esos puestos bonitos, con buena comida, carro y todo”, para legislar en favor de quienes los eligieron.

Hoy empieza el último año de la más reciente camada de legisladores. Pifias, luchas, protestas y rencores los han marcado.

Pero el barbero tiene claro que quienes marchan frente a la Asamblea votan en febrero. Además, los diputados no han salido de otro pueblo que este.

“De la masa agria –sentencia el tijeretero– sale un producto agrio”. Del pueblo tico, salen nuestros polí-ticos.

Hoy, cuando todo lo comentado en esta columna se pone en juego, los ojos de los ciudadanos atentos y preocupados deberían estar sobre la elección de las autoridades políticas del Congreso, y en sus juegos electorales, más que por morbo politiquero, por responsabilidad sobre el destino del suelo bajo nuestros zapatos.