Doce contrastes de ironía

Ser y querer ser En doce fotografías, Helen Amrhein captura los hitos de nuestra cultura visual

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Sobre un fondo sombrío, un barroco frutero de cristal acurruca un puñado de chayotes. Estos se apropian así del escenario de las frutas europeas que protagonizaron los bodegones desde el siglo XVII. Con cambios irónicos como este, Helen Amrhein presenta Wannabe: doce fotos con las que critica el colonialismo cultural que muchas veces nos aqueja.

“¿Por qué no encontramos belleza en los chayotes, pero en las manzanas sí? Porque nuestra estética de la imagen es netamente occidental y no responde a nuestra realidad”, explica la costarricense Hellen Amrhein, quien se considera “productora de imágenes”.

La inmensidad de las fotos atrapa las paredes de la galería de la Zona de Entrenarte. Además, las fotos integrarán también un calendario del 2012. Se venderá en la galería a 5.000 colones, y los fondos recaudados se dirigirán al programa de arte participativo Campo Abierto, que Helen Amrhein desarrolla con trabajadores de fincas de varias zonas del país.

Pesquisa fotográfica.Wannabe nos insta a mirarnos de nuevo, pero bajo una nueva y antiquísima luz que nos llega desde las culturas ancestrales y olvidadas de América.

Según Amrhein, el bodegón representó la prosperidad en ciertos hogares, cuando Europa construyó la primera red oceánica que hizo posible su crecimiento mediante la colonización. El lente de Helen se enfoca en revertir esta colonización y en devolver el significado a los productos que vienen de nuestros ancestros.

“A los bodegones se los llamó vanitas [vanidad] pues, además de ser un símbolo de abundancia, eran un recordatorio de la vanidad del mundo, de pretender ser lo que no somos”, explica Amrhein.

La productora de imágenes realizó una investigación de tres años, que la condujo a evitar el esteticismo y a concentrarse en el papel de la imagen como agente descolonizador. Ella prefirió no dejarse llevar por los modelos de arte occidental. De esta manera, procuró la diversidad del mestizaje.

Ser como otros. “La imitación nos caracteriza como Latinoamericanos”: Helen Amrhein plantea esta tesis al nombrar su conjunto de obras.

La fotógrafa se apropia del término wannabe (contracción inglesa de want to be, que significa “querer ser”) para reflejar la pretensión de no ser nosotros mismos y de desvalorizar lo propio.

Helen afirma: “No por querer parecernos más a otras culturas, nos convertimos en ellos, sino que nos volvemos más dependientes”. Ella sostiene que quien se niega a sí mismo solo puede copiar “lo que quisiera ser”.

Los bodegones descoloniales de Armhein “miran de nuevo” nuestra cultura sin seguir cánones artísticos occidentales. Una de las fotografías, Contenedores contenidos, presenta una botella de agua y una jícara. El enfoque de la foto muestra que tener objetos valiosos (y extranjeros) es más importante que rescatar lo que tradicionalmente nos pertenece.

“¿Nos atreveríamos a llevar nuestra agua en una jícara, en lugar de la última botella deportiva de moda?”, se pregunta la fotógrafa en su obra.

La papa sin pelar es otra fotografía, que extiende, ante nuestra vista, un fino platón barroco, repleto de papas: alimento originario del suelo americano. En esta fotografía, Helen refleja el hambre de nuestros hermanos y la transformación del alimento en mercancía.

“Es un orgullo para nosotros tener un exposición como la de Helen, no solo estética, sino que además tiene un aspecto que le mueve el piso a cualquier persona. Se cuestiona quiénes somos, qué buscamos y hacia dónde vamos, y se burla de la gente con elegancia”, afirma Ariane Garnier, la directora de la galería.

Bajo el filo del lente. Para Amrhein, la fotografía documenta un instante. Ella divisó un modo de mostrar las contradicciones en las que vivimos. La cámara le ha permitido investigar y descubrir que un momento puede verse desde múltiples ángulos, y que no solo se trabaja con una máquina fotográfica, sino que se puede modificar esa primera visión en un laboratorio. Por esto, la fotógrafa decidió que la luz es la única herramienta que necesita: aplica arreglos a sus obras.

Enfocando y desenfocando, la fotógrafa investigó las imágenes de la cultura occidental y, como contrapeso, mostró los rasgos importantes de nuestro mestizaje.

“Con Wannabe, Helen inaugura, en Costa Rica y en el istmo, un sistema integral de lenguaje porque no se limita a la imagen visual, fotográfica, sino que amplía los términos al lenguaje escrito e invita a reflexionar sobre ello mediante un calendario”, afirma la curadora Marcela Valdeavellano

“Me gusta más llamarme ‘productora de imágenes’ que artista. El término ‘artista’ obedece precisamente a esa visión estetizante de la Academia Francesa del siglo XVII. Yo no utilizo la fotografía para contentar a un público ni para dar rienda suelta a mi ego: no creo que mis emociones y sensaciones sean la última y definitiva verdad”, explica Helen Amrhein.

A la costarricense le inquieta la etnografía y desea encontrar la manera de profundizar su estudio de los temas culturales mediante una investigación paciente. Ella desea ofrecer series fotográficas más profundas, que muestren la pérdida de la cultura autóctona de América Latina.

Una docena de “miradas descoloniales” arranca etiquetas y resquebraja el ideal del arte europeo, para recobrar el valor de lo que es propiamente americano.