Dispararse en los pies

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Apenas habíamos dejado atrás el escandalete del“karinicidio” por cuenta de su video viral, cuando se vino otro ‘tanate’, cortesía –una vez más– de la torpeza, imprudencia,  ímpetu de ‘kamikaze’ o incontinencia social que parece atacar a muchos mientras están usando sus cuentas en redes sociales.

El joven  estudiante de medicina al que le dio por hacer gala de su humor negro en su cuenta de Twitter simplemente logró  una tormenta perfecta: basureó  su sagrado oficio con una broma que involucró,  nada más y nada menos, que a niños enfermos en una institución tan venerada como el Hospital Nacional de Niños.  El escándalo que esta enorme imprudencia generó,  hizo que, a su vez, se descubriera algo más grave todavía, y es que el muchacho publicaba fotos de  pacientes heridos, muchos de ellos al borde de la muerte. Las consecuencias de sus exabruptos fueron inmediatas y posiblemente afecten, de una u otra forma, el resto de su vida.

Nos queda, a raíz de este caso, una amarga duda: ¿será posible que parte de las nuevas generaciones de médicos estén influenciados por lo que pasa en series como Grey’s Anatomy o E.R.? De hecho, francamente lo ocurrido con este muchachito parece una escena digna del Dr. House. Qué terrible si el boom mediático de los shows de TV estápermeando a nuevos profesionales de esta manera...

Pero de vuelta al  tema de la inexplicable imprudencia en este caso, traemos a colación unos cuantos ejemplos que hemos leído en Facebook recientemente, por parte de comunicadores de medios líderes en el país, y que también pueden considerarse como faltas a la ética laboral, al sentido común y a su propia credibilidad. Nos hemos asombrado de leer a un prestigioso periodista y presentador atacando al gobierno en Facebook y, horas o días más tarde, entrevistando a los funcionarios que criticó  duramente, ya después de que había mostrado su sesgo total ante la información.

O periodistas y fotógrafos de espectáculos que postearon su “asco” por tener que cubrir el concierto de Ricardo Arjona. ¿No es para eso que les pagan?  Tras confesar su abierta antipatía por esa parte de sus tareas, ¿cómo esperar que los demás juzguen como “objetivo” el trabajo logrado?. Y bueno, ahí podemos seguir. Ya aquí habíamos reseñado la increíble imprudencia del experiodista de Repretel, Christian Campos, cuando posteó una foto de Erlyn Hurtado (asesino de Monteverde)... ¡muerto en su ataúd! O bien, las barbaridades que colocó  el animador de Repretel Kiko Robles contra la afición manuda tras un clásico... 

 El estudiante de medicina  se equivocó  y está pagando caros sus autogoles. Pero de nuevo: antes de lapidarlo (diría Karina), echemos un ojo hacia dentro y analicemos cuántos estamos siendo víctimas de “incontinencia social” y podríamos, en cualquier momento, meternos en un tortón de la forma más sin gracia. Eso que llamamos dispararse en los pies.

 Bueno, y les guste  o no les guste, Bryan Ganoza sigue siendo noticia hasta de primera plana en este país. Esta semana lo fue a causa de las lesiones en sus codos, que lo obligaron a renunciar al mentao Combate. A decir verdad, siempre nos ha parecido altísima la factura que pagan estos muchachos(as) por salir en tele, pues las lesiones (que bien podrían complicar su anatomía de por vida) ocurren con enorme frecuencia.  Ahora habrá que ver si el ya casi excombatiente siempre se nos lanza al ruedo político, que ahí no necesita los codos... ¿o sí?

 Por cierto,  esta semana su novia, la escultural y también conocida modelo Melissa Mora, le contó a Al Día por qué la relación con Ganoza se está tambaleando. “Que agarre la calle y llegue a las 7 de la mañana no me parece para nada. Eso fue lo que nos distanció”. ¡Ah muchacha más delicada!

Este martes,  en el espacio de espectáculos Showbiz, de CNN en español, el periodista tico Christopher Barquero fue invitado a comentar la polémica con Salma Hayek por haber dicho que ya casi no se acordaba de México, aunque luego rectificó. La cosa es que la conductora Mariela Encarnación se despidió de Barquero diciéndole que “gracias por esta información que le va a interesar a toda la gente de ese hermoso país del que tú  vienes, México”.  Ve vos, de verdad que le sale a pelo el cantadito a Barquero, pues ni sus propios contertulios de CNN tienen presente que él es de la purititca Tiquicia.

Inspiradora   realmente es la entrevista con Shirley Cruz que publica la revista Perfil en su última edición. Con un look que nunca antes le habíamos visto, la futbolista que ha triunfado como ninguna otra tica lo ha hecho en este deporte, cuenta a qué sabe tanto triunfo cuando el esfuerzo duele tanto.  De Rincón Grande de Pavas, salió un 26 de diciembre del 2005 rumbo a Francia. Lo demás es historia, sí, pero una historia que eriza la piel. Recomendadísima.

Entre tanta  bronca por todo lado, esta semana Luis Carlos Monge se permitió una de sus gracejadas en Telenoticias y la verdad es que le salió  muy bien. El hombre salió a la calle a comprobar cuánto saben los ticos sobre sexualidad, armado con dildos, preservativos y réplicas de genitales. El tema obviamente siempre generará malicia, risitas y hasta una que otra pachucada, pero de seguro tuvo muy buena edición porque anduvo por una línea divertida, sin pasarse, comprobó que casi todos los entrevistados están detrás del palo con la ubicación exacta del clítoris y la verdad nos hizo demasiada gracia, aparte de que alguillo aprendimos del tema.

A Evelyn Fachler  la vemos a menudo en el salón de belleza de José Astúa, en Escazú y no embelesa observar su belleza madura y su señorío. Hay que decirlo con todas las palabras: ella es, en este momento, la presentadora más elegante de la televisión nacional. He dicho.

Una que está  más bonita que un milagro es Verónica González (le hizo buenísimo el casorio). Lo malo es que regresó igualita en cuanto a su manía de no dejar hablar a los entrevistados. Además, nos acongoja montones que mueva las manos al compás de las sílabas de todo lo que dice. O sea, se las amarran y se queda muda. En esto podría echarse un ‘pulsito’ con Nilsen Buján, cuyo telele con las manos realmente nos ataranta.