Desde Coronado a Escazú solo para ver a ‘la bestia’

Obama ya está en el hotel

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San José (Redacción). Rebeca y Xuyén Moraga y su mamá María Eugenia Monge cumplieron su sueño de ver a “la bestia” pasar y hasta entablaron amistad con algunos miembros del Servicio Secreto.

Un viaje de toda una tarde desde Coronado a Escazú solo para poder contar dentro de algunas décadas, que estuvieron cerquita de Barack Obama.

Cerquita: a unos 20 metros, detrás de un cerco policial y por unos segundos. Pero estuvieron.

A las 9 p. m., la vieron pasar, sólo unos segundos y la limusina negra se perdió en los parqueos del Hotel Intercontinental. Barack Obama ya está adentro y se acabó la algarabía en las afueras del recinto.

Según relatan estas tres mujeres, su primera idea era llegar al aeropuerto para ver aterrizar el Air Force One, pero les agarró tarde.

Ahí, en media calle, decidieron desviarse hacia Escazú, para ver llegar a Obama, pero la ruta 27 estaba cerrada.

A las 4 p. m. se acercaron a la entrada del Hotel para almorzar dentro.

Luego de hablar con el personal de seguridad y dos escoltas, lograron ingresar al restaurante. Mientras tanto, Obama estaba en la Cancillería.

“Nos advirtieron que nos estarían vigilando y que no podíamos pasar de la piscina”, relató Rebeca Moraga.

Ahí conversaron con algunos miembros de la seguridad estadounidense y alguno hasta les prometió enviarles fotos, agregó Xuyén.

Se acabó el almuerzo y aún sin ver a Obama, decidieron esperarlo en Multiplaza, comieron helados y esperaron.

Poco antes de las 9 p. m. ya estaban apostadas en el retén de la Fuerza Pública, se oyeron las sirenas, seis u ocho escoltas del tránsito, una limusina, dos... Gritos, “saluden, griten más duro” ¿en cuál iría Obama? No importa, ellas vieron a “la bestia”.

Para mañana quizá se levanten temprano, a ver si ven despegar al pájaro gigante que trajo al presidente más vigilado y protegido del mundo.