Descubren sitio donde ‘abuelos’ de borucas hacían ritos y festejos

Se hallaron tres esferas de piedra y 164 fragmentos de esculturas

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Aquella mañana de diciembre, don Rafael Medina puso el pie sobre lo que, pensó, era una piedra común y corriente. Con el mismo pie, movió un poco de tierra y descubrió un ojo..., luego otro ojo... y una boca: “¡Esto es un muñeco!”, gritó a sus compañeros que trabajaban en la excavación arqueológica en el sitio Batambal, en Palmar Norte de Osa, Puntarenas.

El “muñeco” que descubrió don Rafael es una escultura de piedra fabricada por los grupos indígenas que habitaron esa zona puntarenense en el período que va del año 800 d. C. al 1.500 d. C.

Esta pieza de 50 centímetros de altura que representa la figura de un hombre fue uno de los hallazgos que realizó el equipo dirigido por Francisco Corrales, arqueólogo del Museo Nacional.

Durante un mes de excavaciones (del 15 de noviembre al 15 de diciembre) en el sitio arqueológico Batambal, los investigadores encontraron varias pistas sobre la existencia de un posible centro de actividades importantes.

La tesis del arqueólogo apunta a que, en ese lugar, los antepasados de los borucas celebraron sus mejores fiestas: agasajos públicos, masivos y con un significado muy especial para la comunidad.

Durante sus excavaciones en un área de 8.000 metros cuadrados, los expertos descubrieron 8 estructuras construidas con piedras de río; 3 esferas de piedra pequeñas y 164 fragmentos de objetos; una escultura completa, un monolito (monumento de piedra de una sola pieza) con rasgos de felino, y un petroglifo (piedra con inscripciones o dibujos).

Sitio de celebración.El análisis de todos los elementos en contexto sugiere que, en el actual Batambal, los festejos eran a lo grande.

Según Corrales, las “estructuras” son conjuntos de piedras de río (lisas y alargadas) apiladas con una distribución particular.

“El diseño sugiere que funcionaron como bases sobre las que se construyó algún tipo de edificación, posiblemente ranchos de paja. La más grande de estas estructuras mide 20 metros de largo y tiene la forma de una U; suponemos que pudo haber sido como una especie de muro”, declaró Corrales.

El resto de las estructuras son rectangulares, pero fue una de ellas la que acaparó la atención del equipo explorador cuando el trabajador Víctor Hugo Mora dio con tres pequeñas esferas de piedra.

Dos de ellas miden 25 centímetros de diámetro y fueron halladas una al lado de la otra. La tercera estaba frente a las otras dos y mide 16 centímetros de diámetro. Alrededor de ella se encontraron varios fragmentos de esculturas.

“Las esferas se consideran símbolo de poder, y es curioso que estas tres se ubiquen justamente a la entrada de la estructura, como para indicar que ese sitio era importante”, añadió Francisco Corrales.

El arqueólogo destacó que, en esa misma estructura, se halló la mayoría de los 164 fragmentos de objetos en piedra. “Estas esculturas fueron fragmentadas intencionalmente desde la época precolombina como parte de algún ritual que además se asocia a las esferas”.

Para el experto, está muy claro que ese era un sitio de uso ceremonial pues no hay indicios de que haya sido un cementerio. “No hallamos fosas ni restos humanos. Además, los cementerios estaban en las cercanías de los centros de población”, explicó Corrales.

Añadió que tampoco parece haber habido allí una aldea pues los objetos hallados tienen un carácter ceremonial y no son utensilios ni herramientas de uso cotidiano.