Decadencia olvidada

Karen Poe

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bernalhe@yahoo.com

Con Boleros , un análisis de las facetas literarias y eróticas del bolero, Karen Poe había mostrado su solidez crítica; hoy, Eros pervertido , su segundo libro, reafirma la calidad de su trabajo y propone una convincente lectura de obras literarias hispanoamericanas en diálogo con otras de corte médico y siquiátrico.

Más que lo que dice cada texto individualmente, la autora rastrea sus resonancias colectivas, sus diálogos y polémicas, y esta estructura analítica le permite brindar una visión general del ambiente intelectual de la época.

El libro construye, o reconstruye, un contexto multidimensional, en cuyo interior los textos analizados no se aíslan en procesos puramente estéticos, ni se vuelven documentos sobre procesos extraliterarios.

Hay una ubicación histórica definida: el llamado, con galicismo propio de la época, fin-de-siécle, que articula el final del siglo XIX con los inicios del XX. También hay un ámbito sociocultural definido, aunque amplio: una Hispanoamérica que irrumpe con fuerza, a hombros del modernismo, en el mundo literario, y una Europa que aún ejerce el dominio intelectual en el Occidente.

Ubicado en estas coordenadas, el libro estudia los discursos circulantes en diversas textualidades y escrituras, y, a través de estas, el mundo emotivo e intelectual del erotismo decadentista finisecular.

Virtud importante de Poe es su rechazo a seguir un método analítico único que predetermine su agenda de investigación, su lenguaje crítico y su marco conceptual.

La autora construye su propia versión de lo que hasta hace poco la academia anglosajona llamaba “teoría”, sin adjetivos: un conjunto de conceptos provenientes de diversos autores y disciplinas; en este caso el sicoanálisis, los estudios gay-lesbianos, la historia, y la teoría sobre la autobiografía y la autoficción.

No se trata de eclecticismo, sino de algo más simple: la necesidad de encontrar y utilizar las herramientas teóricas y analíticas necesarias para resolver los problemas planteados.

Eros pervertido ha evitado el canon. Salvo De sobremesa , de José Asunción Silva y, acaso, El hombre que parecía un caballo , de Arévalo Martínez, ninguno de los otros textos literarios analizados es sospechoso de ser canónico.

Si bien el modernismo ya disfruta de una posición merecidamente central en la literatura hispanoamericana, la vertiente estudiada por Karen Poe, la narrativa decadentista, ha sido escasamente atendida por la crítica.

Algunos de los textos, medianamente conocidos en sus respectivos países, fuera de ellos tienen muy escasa circulación; tal es el caso de las obras del peruano Abraham Valdelomar y del uruguayo Carlos Reyles.

Otros textos alcanzaron alguna popularidad, pero, al igual que sus autores, luego cayeron en el olvido: casos del mexicano Amado Nervo y del guatemalteco Enrique Gómez Carrillo. Incluso, el autor más canónico de los estudiados, Rubén Darío, está representado por una obra muy poco conocida: El oro de Mallorca .

Con todos esos elementos, Karen Poe ha delimitado y analizado un tema que, pese a su casi obvia importancia dentro de la producción modernista, ha sido bastante ignorado: la erótica decadentista.

Lejos de estudiarlo en un registro puramente literario, Poe ha rastreado las conexiones de esta erótica con los procesos coetáneos de subjetivación y control social, así como los a menudo fallidos intentos de escapar, por vía del erotismo, a este control.

Esa inserción de la literatura en el contexto sociocultural de la época la lleva a reconsiderar algunas de las variantes específicas que la modernidad asumió en el mundo cultural hispanoamericano.

En resumen, Karen Poe ha reconstruido y reinterpretado una temática clave de una época crucial en la historia cultural hispanoamericana: ese fin de siglo marcado por un modernismo que apoyó tanto como objetó los proyectos de modernización de la época.

Con Eros pervertido , Karen Poe ha abierto, desde nuestro país, una nueva y muy contemporánea forma de estudiar el modernismo hispanoamericano.